El impulso de los EEUU y del presidente Joe Biden a la reunión del Grupo de los Siete G7, y a la Cumbre por la Paz celebradas a fines de la semana pasada, son parte del intento de impulsar la campaña del Partido Demócrata y retener la presidencia en las próximas elecciones, que acabaron por revelar la falta de consistencia del liderazgo de dicha potencia en el mundo.
El G7 reúne a siete de las autodenominadas “democracias más industrializadas del planeta”, en un foro económico creado en 1975 al que pertenecen EEUU, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Japón y Canadá y asiste como observadora la Unión Europea. La reunión celebrada en Italia los días 13 y 14 pasados, se desarrolló en base a una agenda abigarrada, en medio de la recomposición del Parlamento Europeo que está sacudiendo a la política del Viejo Continente, y ha provocado una crisis de gobierno en Francia, a raíz de la cual el presidente Macron convocó a elecciones anticipadas.
A la cumbre fue invitado el Papa Francisco quién disertó sobre los riesgos del mal uso de la Inteligencia Artificial; la presidenta anfitriona Georgina Meloni aprovechó para introducir el tema pro vida como política demográfica, frente a la caída de la natalidad que ha dejado a Europa a merced del trabajo migrante. Entre las críticas a China por su avance y prácticas comerciales, se inserta la aparición de Vladimir Zelenzky, al que en el encuentro se le dieron para compra de armas, cincuenta mil millones de dólares incautados a Rusia por occidente, con lo que Biden trata de compensar la pérdida del apoyo armamentista del Congreso de EEUU a la causa de Ucrania.
La entrega de ese dinero en un foro comercial está fuera de lugar y revela que la guerra de Ucrania además de ser un gran negocio para los fabricantes de armas, es un brazo militar en la estrategia de los EEUU en su guerra comercial contra China (1). A esta luz, tuvo razón el Papa Francisco cuando en su día responsabilizó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, de haber provocado la guerra en Ucrania, al denunciar a los países de dicha alianza militar “por haber ladrado a las puertas de Rusia…”.
En los días 15 y 16 de este mismo mes, tuvo lugar en Suiza una “Cumbre por la Paz en Ucrania”, convocada por los propios EEUU, y aunque en un principio se dijo que en dicha reunión se trazaría una ruta hacia la paz, acabó siendo un bloque beligerante de apoyo a la postura ucraniana. Lo anterior era previsible porque a dicha cumbre no fue invitada ni asistió Rusia, lo que hizo que la otra mitad del mundo: China, India, Arabia Saudita, Sudáfrica, México, Brasil, etcétera, dejaran de asistir o habiendo asistido, negaron su respaldo a Ucrania, lo que deja claro que de ahí no saldrá ninguna negociación de paz (2).
Cincuenta mil millones de dólares es mucho dinero sin embargo, cabe aclarar que a razón de 230 millones de dólares diarios que han destinado los EEUU a la guerra en Ucrania, la cantidad recibida por Zelenzky en la reunión del G7 le alcanza para 217 días de combate, lo que será suficiente para que Biden mantenga el infierno encendido hasta pasadas las elecciones. Si con ambos eventos el presidente Biden quiso mostrar músculo para dar impulso a su campaña para reelegirse, está claro que no obtuvo el resultado deseado, salvo que los estadounidenses se estén chupando el dedo.
(1) Noticiero France24. Nota sobre la reunión del G7 en Italia.
(2) ) Noticiero Digital INFOBAE. Nota sobre la Cumbre por la Paz en Ucrania.
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