La declaración hecha por la Vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris, en el sentido de que dicho país hará una inversión en Centroamérica, de mil doscientos millones de dólares, para generar empleos que arraiguen a los migrantes potenciales a sus países de origen en esa región del Continente, corresponde a la estrategia binacional México-EU en el marco de la Cumbre de Norteamérica, para resolver el problema migratorio.
El anuncio es positivo, en un momento en que las autoridades migratorias y la guardia Nacional de México enfrentan acusaciones de maltrato y represión en contra de migrantes, que se hicieron más fuertes, a raíz de que el 9 de diciembre pasado, murieron en Tuxtla Gutiérrez 55 migrantes, que eran transportados en condiciones inhumanas. La existencia de una política migratoria en Norteamérica depende del acuerdo al que lleguen los gobiernos involucrados, cuyo cumplimiento está condicionado a que los poderes legislativos de los países, y en particular en el caso del Congreso de los Estados Unidos, respalden a su Presidente.
En la Cumbre México, Estados Unidos y Canadá, celebrada el 18 de noviembre pasado, (1) López Obrador urgió al presidente Biden que “abra ordenadamente el flujo migratorio”, comenzando por atender el rezago de once millones de mexicanos que “viven y trabajan honradamente” en los EU. La respuesta de EU a dicha petición, hasta ahora se ha reducido a la renovación del programa “Quédate en México”, por parte del gobierno de los EU, que declara a México país de estancia temporal en el que los solicitantes de ingreso al vecino del norte, deberán permanecer mientras se decide su legal ingreso.
En virtud de que la migración es un problema humanitario con un fondo de represión violenta o de pobreza y falta de oportunidades en los países de origen, es urgente pasar a la práctica de los instrumentos de legalización solicitada por México y a la inversión de capital fresco para generar empleos en Centroamérica, ofrecida de tiempo atrás por los EU. Otro de los temas atañe a la seguridad continental, puesta a prueba por la amenaza que implica el tráfico de personas por parte de la delincuencia organizada internacional, con o sin el apoyo de gobiernos extranjeros, que contribuye a la gravedad del reto.
La migración ilegal es un arma de guerra, como lo demuestra la corriente procedente alentada a través de Belorusia con destino a Polonia y el resto de Europa (2), como respuesta del presidente Alejandro Lukashenko a las objeciones que a la legitimidad de su Gobierno, plantea la Unión Europea. El tema no es nuevo; Fidel Castro inició en 1980 la deportación en masa a los Estados Unidos, de los “marielitos”, (3) disidentes políticos y criminales comunes, cuya presencia en Miami y otras ciudades de Florida disparó de modo exponencial los índices delictivos, hasta el 12 de enero de 2017, en que Barack Obama canceló la política de “pies secos, pies mojados”, que admitía que los marielitos se quedaran, cuando alcanzaban la playa sin ser capturados.
El asunto es complejo. Por una parte existe la obligación de los gobiernos de respetar los derechos humanos de los inmigrantes y por otra, están presentes el peligro potencial que significa para la sociedad, mantener una política absoluta de puertas abiertas y la imposibilidad real delos estados de ofrecer casa, comida, educación y trabajo, a todo el que pida asilo. La política avizorada en la agenda de la Cumbre de Norteamérica, que implica establecer un marco legal para regular el flujo migratorio y la inversión productiva en los países de origen es la adecuada, sin embargo el tiempo apremia y la realización de la estrategia al respecto se advierte lenta y tortuosa.
A nuestras sociedades y a cada uno de nosotros corresponde abrir nuestros corazones y ofrecer oportunidades a nuestros hermanos migrantes, hasta donde nos sea posible, recordando en este tiempo de Navidad, que Jesús Niño fue un migrante perseguido llevado a Egipto por sus padres. Lo anterior derivado de la advertencia que José recibió del Angel: “Levántate toma al Niño y a su Madre, y huye a Egipto, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo…” y al tiempo vuelve el Mensajero a José y le dice: “…regresa a tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del Niño”. (Mateo 2, 13, 15, 19-23).
(1) Para mas información sobre la relación México-Estados Unidos en materia migratoria, consultar el artículo “México en la Cumbre”, en este mismo Blog Archivo Adjunto.
(2) https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59262738
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