La comparecencia de la Secretaria de Medio Ambiente del Gobierno Federal ante las Cámaras de Senadores y Diputados la semana pasada, tuvo como principal objeto de atención las obras del Tren Maya. La reacción de legisladores de oposición, revela el encono y polarización que impera en nuestra vida pública, lo que exige de todos nosotros un análisis objetivo de la realidad.
La Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) María Luisa Albores González es Ingeniera Agrónoma por la Escuela de Chapingo, con postgrado en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad de Mondragón de España. Antes de ser designada al cargo que ocupa, estuvo dedicada a la administración y asesoría de sociedades cooperativas, lo que indica que su formación académica y su experiencia profesional están ligadas a sectores productivos primarios, con una visión del ser humano como beneficiario del medio ambiente y responsable de su conservación y cuidado.
La Secretaria estuvo duramente cuestionada, por legisladores de oposición. El diputado Marcelino Castañeda del PRD le echó en cara la deforestación de 2,500 hectáreas de selva por la construcción del Tren Maya, lo que fue calificado por el perredista como “ecocidio”, mediante un señalamiento que resulta infundado y afrentoso. María Luisa respondió haciendo ver que la SEMARNAT otorgó los permisos de factibilidad de la obra cuestionada, que incluyen la defensa de 1.5 millones de hectáreas de selva, como Áreas Naturales Protegidas de acuerdo a protocolos internacionales, lo que constituye la segunda mayor superficie en el mundo, después de la Selva Amazónica (1).
Ante la contundencia del argumento y las cifras, no hubo por parte de los Diputados opositores una réplica que contradijera a la funcionaria, ni un cuestionamiento técnico ni jurídico respecto a la adecuada proporción que existe, entre las hectáreas deforestadas y las protegidas. Lo cierto es que la afectación de las 2,500 hectáreas objeto del reproche, destinadas al trazo marginal del circuito de vía de ferrocarril alrededor de la Península de Yucatán, resulta razonable en relación al beneficio social previsible y con mayor razón, si se asegura la sustentabilidad del proyecto mediante la protección de las áreas naturales circundantes.
El tren Maya y el Corredor Transísmico que unirá los Océanos Pacífico y Atlántico por carretera y vía férrea a través del Istmo de Tehuantepec, son importantes ejes de comunicación terrestre cuya construcción está en proceso, a lo que se agrega la Refinería Dos Bocas, que fortalece la industria petrolera del país hoy día en auge, en virtud de los precios internacionales del crudo y sus derivados. Estos ambiciosos proyectos y los resultados que se esperan redundarán en beneficio de todo el país, porque contribuyen a nuestra integración social y económica propia y con los pueblos de Centroamérica, en aras de un continente más justo y más seguro.
La prosperidad del sureste mexicano y de los países de América Central, es parte del Plan Binacional de Colaboración Económica entre México y los Estados Unidos, y busca fortalecer el arraigo de las personas a sus comunidades de origen para impulsar su desarrollo y reducir el flujo migratorio ilegal hacia nuestro territorio y el de los EEUU. No olvidemos que el primer acto oficial del embajador Ken Salazar cuando llegó a nuestro país, fue el de acompañar a López Obrador en una gira de trabajo por el sureste mexicano, en torno a la agenda que ambos países comparten en esa región, en materias de seguridad, economía y desarrollo social (2).
(1) El Economista. Nota sobre la comparecencia de la titular de SEMARNAT María luisa Albores González en las Cámaras de Senadores y Diputados. Consultar el final de la nota.
(2) Si deseas mas información sobre la colaboración de México y Estados Unidos con los países de Centroamérica, accede a mi artículo “Países Mexicanos”, en este mismo Blog Archivo Adjunto
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