A un mes de iniciada la guerra en Ucrania, no se avizoran acciones tendientes a restaurar la paz y en cambio, abundan quienes echan gasolina a la hoguera y sancionan o fortalecen a los bandos beligerantes, a conveniencia de intereses ocultos o descarados, mientras los espectadores pasivos se olvidan que la bienaventuranza a los pacíficos (Mateo 5-9), está prometida a quienes en forma activa construyen la paz.
Abundan las opiniones que la realidad desmiente, que atribuyen a Rusia la intención de consumar en Ucrania una invasión total al estilo de la ocupación de Polonia por Hitler en 1939 o la realizada por los Estados Unidos en Irak en 2003. En cada uno de aquellos casos los ejércitos invasores contaban con 900 mil soldados y en Ucrania los efectivos rusos son 150 mil, lo que aunado a que la ocupación del territorio ucraniano, apunta a estar limitada a las provincias orientales de la región del Dombás (Dunetsk y Lushansk) y la costa norte del Mar Negro, indica que Rusia no pretende la ocupación total del país.
Lo anterior confirma que al verse Rusia acorralada por la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN hacia el este, pretende generar la zona de seguridad que le ha sido negada, como lo señala el español Fernando del Pino (1), por lo que con independencia del rechazo que merece toda guerra, el solo condenar a quién tomó la iniciativa de las armas nada resuelve, sino que debemos analizar y desactivar las causas del conflicto. Resulta obligado acudir a las instituciones de derecho internacional que la humanidad ha construido desde tiempos de Francisco de Vitoria (1483-1546) hasta la actual Organización de las Naciones Unidas ONU, de cuyos principios se obtiene que la paz entre los pueblos, solo es posible a partir del consenso y la justicia.
El presidente Zelensky mantiene su postura con el apoyo de occidente; y demanda del Estado de Israel que actúe en favor de su causa y compara la invasión a su país con el llamado Holocausto, lo que el propio Gobierno de Israel percibe como una manipulación que trivializa el tema. Al debatir el apoyo solicitado por Zelensky en el Parlamento Israelí (Knesset), uno de los Diputados recordó que los ucranianos colaboraron con el Tercer Reich en la persecución a la comunidad judía de Europa; en el hecho desconcertante de que los batallones Azov señalados cono neonazis luchan al lado de Zelensky, Israel advierte una amenaza para la causa judía.
Pese a que Israel debe su consolidación a los Estados Unidos y precisamente porque nació y sobrevive a sangre y fuego, el Estado Judío se niega a romper lanzas con Rusia y gestiona una salida negociada al conflicto en Medio Oriente y en Europa (2). La ONU se resiste a intervenir a pesar de que es su obligación y en nuestro caso, México es aliado, socio comercial y vecino de los Estados Unidos y tal cosa nos impulsa a mantener la buena relación que existe sin embargo, nada debe desviar a nuestro país de su tradición pacifista y por ello el Gobierno de López Obrador en este caso marca distancia, porque como bien dice el Presidente, somos amigos de todo los países y no somos colonia de ningún otro país.
Además de los esfuerzos antes referidos en pro de la paz, destaca el realizado por el Papa Francisco que el viernes pasado celebró una Misa para Consagrar al Inmaculado Corazón de María, a las naciones de Rusia y Ucrania que son pueblos hermanos en la Fe Cristiana, desde que el Príncipe Vladimir el Grande fundador del Estado Ruso, fue bautizado en el año 988 D.C. en Quersonesos, ciudad de la Península de Crimea (3). El hecho de que los hombres y mujeres de las naciones hoy beligerantes se reconozcan hijos de un mismo Padre, es un primer paso hacia la paz; la semilla está sembrada y solo falta que los líderes de las naciones en la medida de su propia responsabilidad, hagan valer su voluntad, e impulsen el proceso de pacificación por la vía del Derecho Internacional y la justicia.
(1)
“Guerra y paz… ¿y verdad?”. Artículo de Fernando del Pino Calvo-Sotelo.
(2) Gestiones en pro de la paz, de diplomáticos del Estado de Israel, Alemania y los países árabes.
(3)
Inauguración de la Estatua Monumental de San Vladimir el Grande en Moscú, por Vladimir Putin.
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