El atentado a Donald Trump se explica en función de diversas hipótesis, que van desde el atacante solitario, hasta la lucha política que se libra entre dos tendencias; la de instaurar un gobierno mundial hegemónico sostenido en los Estados Unidos y la de un orden multipolar que respete la independencia cultural, política y económica de los Estados Nacionales.
En su libro “Cómo mueren las democracias” (1), los profesores de Harvard Steven Levisky y Daniel Ziblatt, afirman que la democracia en los EEUU se sustenta en acuerdos cupulares de los partidos dominantes detrás de los cuales, operan “Guardianes de la Democracia” que permanecen anónimos, protegiendo intereses oligárquicos nacionales y globales. Lo anterior pretende que los partidos postulen solo candidatos a modo, al tiempo que a su interior se frena la carrera a la Casa Blanca de cualquiera que desafíe los acuerdos de cúpula, porque según esta hipótesis, si llegan a ser electos tales líderes, pueden subvertir el sistema y erigirse en dictadores.
La obra fue escrita con referencia expresa a Donald Trump, considerado como un candidato populista que brincó las trancas del sistema, llegó a la Presidencia de los EEUU en 2017 y ejerció el cargo hasta 2020. Pese al discurso de odio de Trump en contra de los migrantes mexicanos, a los que suele calificar de manera generalizada e irresponsable como violadores y asesinos, durante su gobierno atemperó su retórica, aplicó una política migratoria similar a la de Obama o Biden, e impulsó la integración de los países del Norte de América mediante el Tratado México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC.
Las objeciones de la oligarquía financiera mundial y los Globalistas Internacionales contra Trump residen en la tendencia aislacionista del Republicano, que cuestiona el plan de un gobierno mundial bajo el poder económico y militar de los EEUU, lo que resulta congruente con la buena relación de Trump con Vladimir Putin y su amenaza recurrente de romper la alianza militar de los EEUU con los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN (2). Lo anterior contrasta con la política belicosa de la administración Biden frente a Rusia, China, Irán, etcétera, que incluye la participación de los EEUU en la guerra de Ucrania y el genocidio palestino.
El libro cita diversos casos de la historia de Estados Unidos, en los que la partidocracia cerró las puertas a potenciales candidatos que fueron considerados un peligro para el sistema democrático. Así ocurrió con Charles Lindbergh (1902-1974) primer aviador que cruzó el Atlántico y Henry Ford (1863-1947) genio innovador de la industria automotriz, quienes buscaron la Presidencia oponiéndose a la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial, por lo que se les hizo objeto de un feroz linchamiento difamatorio en medios de prensa, y fueron castigados con una especie de muerte civil.
Otro es el caso de George Wallace, ex gobernador segregacionista de Alabama quién en 1972, durante una gira por el país en busca de la Presidencia, fue herido con arma de fuego y confinado a una silla de ruedas. El texto en comento relata muchos otros ejemplos como el del Presidente John F. Kennedy asesinado en Dallas el 22 de noviembre de 1963, y el de su hermano Robert Kennedy, muerto a balazos el 6 de junio de 1968 en Los Ángeles, al salir de una convención en la que obtuvo la candidatura presidencial por el Partido Demócrata.
A despecho de la hipótesis del atacante solitario, el libro de Levisky y Ziblatt ofrece algunas pistas sobre posibles causas del atentado.
(2) Trump amenaza a los países de Europa, con que los EEUU abandonarán la OTAN.
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