La toma de la tribuna en el Senado de la República que llevó a concluir el período ordinario de sesiones en una sede alterna, revela el deterioro de nuestras formas de hacer política, y obliga a Gobierno y oposición a revisar sus respectivas posturas, de cara a las Elecciones Presidenciales y del Congreso del año entrante.
Ante la aprobación por mayoría en el Senado, de un paquete de leyes sobre varios temas propuesto por legisladores de Morena, el PRIAN acusa a la bancada morenista de eludir el debate y estar sometida a los designios del Presidente. La oposición no tiene cara para reclamar, porque desde el inicio de la actual legislatura el PRIAN y sus aliados cerraron filas en torno a una postura radical que rechazó a priori, la sola discusión de toda propuesta de reforma constitucional que viniere del Ejecutivo, en una actitud irresponsable.
López Obrador respondió con una propuesta de Congreso Abierto por virtud de la cual, comparecieron ante el Congreso expertos que hablaron en pro y en contra de la iniciativa presidencial frente a legisladores, público en general y medios de prensa, en dónde se planteó el tema energético y el dilema de su regulación y control, por el estado o el mercado, según las dos posturas en pugna. La oposición permaneció en negativa y sin análisis ni debate bloqueó la reforma constitucional del Presidente, en lo cual los opositores dijeron estar en su derecho.
La semana pasada el conflicto alcanzó niveles de berrinche porque el PRIAN y sus aliados, alegando las causas que fueren, tomaron por asalto la tribuna del Congreso, paralizaron los trabajos legislativos y obligaron a trasladar el Senado a un recinto alterno. Lo anterior estuvo mal, porque así como la oposición estuvo en su derecho de negarse a integrar mayoría calificada en cuanto a las reformas iniciadas por el Presidente, no se puede negar el derecho que asiste a la mayoría simple de Morena, para aprobar las leyes ordinarias aprobadas la madrugada del sábado, por lo que habrá que esperar al veredicto que dicte al respecto el voto ciudadano, en las elecciones del año entrante.
La oposición alega vicios en el proceso sin embargo, el hecho de que sus Senadores hayan abandonado sus funciones los hace responsables de las consecuencias y los priva de legitimación para impugnar los resultados de su ausencia. Vale la pena analizar el desempeño del PRIAN y sus aliados desde la perspectiva de los académicos de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, autores del libro “Cómo Mueren las Democracias” (1), que se ha convertido en la biblia de los adversarios de López Obrador y de otros líderes que llegaron al poder por vía electoral, afectando intereses particulares específicos.
El libro publicado en contra de Donald Trump en 2018, dice que los líderes electos pueden subvertir el régimen democrático para aumentar su poder, rompiendo los acuerdos de cúpula que existen entre los partidos que sostienen al sistema. El libro sienta a su modo la tesis orwelliana del Gran Hermano, al afirmar que la Democracia requiere de “Guardianes” anónimos que controlen las cúpulas partidistas y decidan quién puede o no ser candidato de cada partido, según el perfil dócil o autoritario de cada aspirante, con lo que los autores terminan por describir al sistema de los EU, con cinismo increíble, como una oligarquía partidocrática.
En el último capítulo “Como Salvar la Democracia”, el libro de Levitsky y Ziblatt aconseja que durante la “tormenta populista”, la oposición debe operar de modo responsable desde el Congreso, construir su propia propuesta, apoyar las iniciativas en las que el Gobierno tenga razón, abstenerse de juego sucio y esperar a nuevas elecciones. Está claro que en el caso el PRIAN y sus aliados, no han observado el manual de Harvard sobre el tema.
(1) Cómo Mueren las Democracias, libro de de Esteven Levitsky y Daniel Ziblatt, descarga gratuita.
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