La propuesta del presidente López Obrador para cambiar a la Guardia Nacional, de ser una corporación civil a depender de la Secretaría de la Defensa, ha provocado una reacción negativa en sus opositores que sin embargo, no proponen alternativa alguna ni jurídica ni de fondo, para resolver el problema en materia de seguridad nacional y protección ciudadana.
Los adversarios del Presidente difunden una visión parcial y sesgada del marco jurídico de la Guardia Nacional, que deriva del Decreto de Reforma Constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26 de marzo de 2019, que es necesario leer (1). Después de cincuenta años de estar el Ejército en las calles, el decreto referido en su Artículo Quinto Transitorio, autoriza al Presidente de la República hasta el 27 de marzo de 2024, a disponer de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, en tanto “la Guardia Nacional desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial…”.
Lo anterior hace una diferencia substancial con los presidentes anteriores a López Obrador, que dispusieron del Ejército y la Marina en tareas de seguridad pública a su arbitrio, violando en forma sistemática la Constitución. El colmo fue Peña Nieto; lejos de crear una “gendarmería” nacional como prometió en campaña, desde el inicio de su sexenio eliminó de tajo la Secretaría de Seguridad Pública entregando sus funciones a Gobernación, donde Osorio Chong redujo a la Policía Federal Preventiva a su mínima expresión (2), y luego en forma igualmente sospechosa de complicidad con el narco, salieron de la cárcel Caro Quintero y el Chapo Guzmán, el primero por la puerta grande con la venia del sistema judicial y el segundo en fuga, por la puerta trasera.
Volviendo al decreto de creación de la Guardia Nacional, el gobierno de López Obrador organizó dicha corporación y en solo tres años la ha llevado a 110,000 agentes de un objetivo sexenal de 170,000, y ha construido doscientos veinte cuarteles, faltando otros ochenta para llegar a la meta del Plan Nacional de Seguridad. Hoy día el Presidente teme que en un futuro tales resultados sean destruidos de un plumazo como hizo el régimen priísta de Peña Nieto, y busca la permanencia de la Guardia Nacional bajo el mando del Ejército, lo que implica su militarización, e indica que AMLO ha cambiado de opinión en base a su propia experiencia de gobierno.
El anuncio de López Obrador genera un reacción negativa de sus adversarios políticos que a pesar de que mantuvieron al Ejército en las calles por cinco décadas, hoy se oponen a la militarización, pero no proponen un “cómo si” enfrentar en el corto y mediano plazo el problema de fondo en materia de Seguridad Pública, para que la llegada del 27 de marzo de 2024, no implique una trampa para el próximo presidente, sea del partido que fuere, ni agrave la crisis de inseguridad que sufre el país en su conjunto. La solución del justo medio sugiere pactar una prórroga razonable para mantener por un tiempo más, la situación actual prevista en el Artículo Quinto Transitorio del Decreto en comento.
Por otra parte, el cambio de opinión en cuanto al carácter civil o militar de la Guardia Nacional tiene sentido; la oposición argumenta que la policía no debe depender del Ejército por diferencias en cuanto a su objeto; el fin de las Fuerzas Armadas es el de preservar la seguridad del Estado Nación, y el de la policía garantizar la Seguridad Pública. Sin embargo, desde hace años la delincuencia internacional productora y traficante de drogas y armas, ha generado en nuestro país cárteles locales que controlan secuestros, robos, extorsión y demás delitos del orden común, lo que indica que ha desaparecido la frontera que antes existía entre los delitos contra la seguridad nacional y los que amenazan a la seguridad pública.
La premisa que antecede exige una Guardia Nacional que para enfrentar a un enemigo a la vez global y local, responda a una cadena de mando sólida, tenga servicios de inteligencia propios y disponga de armas equiparables a las que portan las bandas criminales. Se puede o no estar de acuerdo con el Presidente, pero es irresponsable que la oposición en el Congreso se encierre en su negativa y eluda la búsqueda de una solución pactada con el Ejecutivo, para regir después del 27 de marzo de 2024, en que vence el término para que la Guardia Nacional lleve el desarrollo de su estructura, capacidades e implantación territorial, a un nivel que le permita actuar como corporación civil, sin la tutela del Ejército.
(2) El Economista. Eliminación de la Secretaría de Seguridad Pública por Enrique Peña Nieto.
CHIQUIS, tienes mucha razón y es que la polarización es también a nivel mundial.
Es importante hacer propuestas, para provocar el diálogo de calidad, y salir de la trinchera.
Saludos a DANIEL, hija, su marido y nietos,
LFSW
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Cierto. Los opositores no dan una propuesta. Pero me pregunto, el Presidente esta abierto a propuestas?
Es verdaderamente preocupante la situacion de seguridad y como tu planteas, ahora la droga es una problema global que no puede abordarse con las mismas herramientas del pasado. Se tiene que abordar de diferentes maneras y tenemos gente en Mexico que podra encontrar soluciones pero no hay verdadero dialogo. Estamos polarizados como aca en EUA., Cada quien en su trinchera!!
Saludos Luis!!