La reunión de pasado mañana entre López Obrador y el Secretario de Estado de los EEUU Antony Blinken, ocurre en la antesala de la elección presidencial en aquel país, en un momento en que la política internacional de los EEUU, es utilizada como arma arrojadiza entre Demócratas y Republicanos.
La visita de Blinken a México se produce en el marco del Diálogo de Alto Nivel sostenido por ambos países en materia de seguridad, cuyos esfuerzos son cuestionados por un sector de Congresistas del bando Republicano, que por motivos electoreros sostienen un irresponsable discurso antimexicano. En los EEUU el consumo de fentanilo ocasiona la muerte de más de cien mil personas al año, cuya cifra va en aumento en virtud de que el problema de salud que implica tiene su origen en la decadencia social que es producto del vacío moral y existencial que sufre el género humano, cuyo remedio parece no importar a ninguna sociedad ni gobierno del planeta.
A mediados de mayo pasado el Congreso de los Estados Unidos generó una iniciativa para designar “arma química de destrucción masiva” al fentanilo, que según el informe oficial es introducido a EEUU desde China a través de los puertos mexicanos del Pacifico, con la complacencia de Gobierno de Pekín (1). Si el fentanilo ingresa a México como tal o sus componentes son integrados en laboratorios que opera el crimen organizado en suelo mexicano el efecto es el mismo, porque en ambos supuestos, el nuestro es un país de paso.
En ocasión de la visita de Blinken en comento, el bloque antimexicano de Congresistas gringos acusan a nuestro país de “falta de voluntad” en la lucha contra el fentanilo y la semana pasada decidieron suspender el flujo de recursos hacia México, acordado entre ambos gobiernos para ese propósito. El freno a los recursos es una medida perversa, porque si la acusación apunta a la supuesta falta de voluntad de México de mantener la lucha referida, la falta de recursos solo agravará la situación, y eso es justo lo que buscan tales Congresistas para golpear a sus adversarios, utilizando a nuestro país como pretexto (2).
Todo lo anterior ocurre en el escenario de la Guerra Económica entre China y los Estados Unidos, que en el caso del tráfico de fentanilo adquiere forma de guerra armada en territorio mexicano, lo que nos recuerda las Guerras del Opio entre Inglaterra y China (1839-1860). Para equilibrar su balanza comercial con China, la Corona Británica alentó la producción de opio en su enclave colonial en la India, cuyo consumo fue impuesto al Pueblo Chino; Inglaterra se apoderó de los principales puertos de China, lo que fue socavando el poder del Gobierno Imperial de Pekín hasta su caída en 1911.
México se encuentra entre dos fuegos porque el comercio entre México y China data de los tiempos de la Nao de la China (1585-1815) y en la actualidad el fenómeno del nearshoring mantiene un flujo importante de inversión china directa hacia México. Por otra parte opera nuestro compromiso de integración con los países del T-MEC, por lo que al tiempo de que México enfrenta a las bandas internacionales del narco en nuestro territorio, exige a Pekín que impida la salida del fentanilo de los puertos de China y demanda de los EEUU que detengan el flujo de armas que apertrechan al crimen organizado en nuestro suelo patrio (3).
(3) Para mayor información sobre este tema, pongo a tu disposición mis artículos Tambores de Guerra y Ladridos contra China, en este mismo Blog Archivo Adjunto.
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