El acuerdo del INE dictado el jueves pasado en el fragor de la guerra entre Lorenzo Córdova y el Presidente López Obrador, amerita ser comentado a la luz de las descalificaciones de los enemigos del régimen que se han producido a lo largo del presente sexenio, y que hoy suben de tono de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
El referido acuerdo del INE dice que el Instituto va a combatir ante la Suprema Corte, las normas contrarias a la Constitución que pudiera contener la propuesta de Reforma Electoral del Presidente conocida como Plan B, en el supuesto de que sea aprobada por el Congreso. Lo anterior quiere decir que esa eventual impugnación se refiere a una Ley que todavía no existe, y la razón por la cual Lorenzo Córdova impulsó un acuerdo así de absurdo, obedece a que su cargo concluye en dos meses y ya de salida, eleva el nivel del pleito mediático con el Gobierno, utilizando al INE como arma arrojadiza.
En esta fase de su lucha Córdova se disfraza de abanderado de la sociedad civil, olvidando que su papel ha sido el de funcionario de Gobierno que llegó al Consejo del INE en base a un reparto de cuotas entre partidos políticos, cuyo contubernio generó el repudio a la partidocracia en las elecciones de 2018, y es causa del brutal choque institucional que sacude a nuestro país. Lo cierto es que el INE no es el mismo IFE nacido del diálogo entre gobierno y sociedad entre 1994 y 1997, en los días del Grupo San Ángel y por el contrario, el INE es una degeneración de lo que fue el IFE, ahora trastocado en virtud de sucesivas reformas constitucionales y legales, mediante cuotas partidistas.
El INE rebasó su función de árbitro de las elecciones, y en manos de Córdova ha sido un protagonista más en la lucha por el poder, que comenzó con la negativa de Lorenzo a reducir el presupuesto del INE y asumir un programa de austeridad, como si lo hicieron otras dependencias, incluidos el Congreso de la Unión y la propia Suprema Corte de Justicia. El dispendio en el INE no solo paga los privilegios y sueldos excesivos de los Consejeros y su ejército de secretarios, asesores, expertos, asistentes, etcétera, sino que redunda en la disposición ilícita de recursos que desvían al Instituto de su misión.
En efecto, el INE de Córdova ejerce funciones reglamentarias sin fundamento legal, y como fiscalizador suele actuar en forma sesgada y contraria a derecho, respondiendo a intereses bastardos. La obesa burocracia a la que Córdova y sus corifeos se refieren como “Servicio Profesional Electoral”, es una herramienta de control que no se limita a organizar las votaciones y a labores de capacitación, sino que se entromete en las casillas contando los votos y manipula los resultados, lo que es contrario al principio constitucional que manda que los comicios se realicen mediante procesos operados por los propios ciudadanos (1).
Asociado a la oposición y a la prensa chayotera del viejo régimen, Córdova sube el nivel del pleito y asegura que la iniciativa de Reforma Electoral del Presidente será causa de violencia en los comicios de 2024 sin embargo, la agresividad del discurso y su falta de objetividad, pone en evidencia que son los opositores quienes se proponen provocar un incendio institucional, que ante sus pocas probabilidades de éxito en las urnas, descarrile la elección. En ese mismo orden de ideas me pregunto: ¿Por qué querría López Obrador violentar una elección ante la cual, él y su partido están mejor posicionados?.
A pesar de los timbres que ostentan como defensores de la democracia, Córdova y la oposición muestran desprecio por las instituciones, porque la estridencia de su discurso revela que no confían en la impugnación que dicen que interpondrán ante la Suprema Corte de Justicia, en el supuesto de que el Plan B sea aprobado por el Congreso. Si tal fuere el caso, no pasa nada. El INE con o sin Lorenzo Córdova y los partidos y legisladores de oposición, estarán en su derecho de plantear la controversia constitucional que han anunciado, y la Suprema Corte dirá la última palabra.
(1) Te recomiendo que ligues esta lectura con mis artículos: INE, ciudadanía traicionada, y El INE, capturado, en este mismo Blog Archivo Adjunto.
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