Nicaragua en su volcán.  

El conflicto del régimen de Daniel Ortega con la Iglesia Católica de Nicaragua, ofrece la oportunidad de repasar la historia reciente de dicho país, que desde las dos últimas décadas del siglo pasado ha sido el  laboratorio en el que se ensayó la Teología de la Liberación,  como opción política para América Latina.

El gobierno de Nicaragua que preside Daniel Ortega arrestó la semana pasada al Obispo de Matalgapa  Rolando  Álvarez, acusado de organizar grupos violentos y encabezar una revuelta para  dar un golpe de estado, y  cerró siete  estaciones de radio de la Iglesia Católica (1). Nicaragua es un país de Centroamérica con superficie similar a la del Estado de Durango, y 6.7 millones de habitantes que viven en un paraíso lacustre, con playas en ambos Océanos Atlántico y Pacífico, que es sacudido de tiempo en tiempo por terremotos y erupciones del Volcán Momotombo.    

Daniel Ortega Saavedra llegó al poder en 1981 como Jefe de la Junta de Gobierno que tomó el poder al triunfo de la Revolución Sandinista, la cual derrocó  a la dictadura que ejercía la familia Somoza desde 1934; la Revolución, comunista en esencia, tuvo como aliado decisivo a un sector del clero católico sustentado en la Teología de la Liberación,  que anuncia un evangelio político en el que Cristo llama a la rebelión armada y su Cuerpo Místico es el pueblo oprimido.  La Revolución Sandinista instauró una especie de república mixta, teocrática y popular, en cuya estructura incorporó trescientos sacerdotes y setecientos cincuenta religiosos y religiosas.

Al principio el poder supremo lo ejercía una  Junta de Gobierno en la que cinco sacerdotes ocuparon los Ministerios de Gobernación, Educación,  Relaciones Exteriores,  y otros puestos clave,  como es el caso de los jesuitas Fernando Cardenal y Álvaro Argüello;  Ernesto Cardenal, formado  en el Monasterio Trapense Getsemaní de Kentucky, el padre diocesano Edgar Parrales y Miguel De Escoto, de la orden Maryknoll.  Ortega  pasó de dirigir la Junta de Gobierno a ser Presidente en 1985 y se ha mantenido en el poder por medio de sucesivas reelecciones, a excepción de un paréntesis entre 1996 y 2006, en el que la periodista Violeta Chamorro Rivas ocupó el cargo apoyada por una coalición de partidos contrarios a Ortega.   

Preocupado por el activismo político ideológico de los sacerdotes de América Latina, el Papa Juan Pablo II  ordenó un estudio sobre la Teología de la Liberación  a la luz de la Sagrada Escritura, al Cardenal José Ratzinguer. Quién después sería el Papa Benedicto XVI, concluyó que si bien existen en el Éxodo y en otras fuentes bíblicas elementos para desarrollar una teología sobre el  tema, la llamada Teología de la Liberación propuesta por  Gustavo Gutierres, Rubem Alves, Leonardo Boff y Jon Sobrino entre otros,  es incompatible con la Doctrina Cristiana, porque  implica una visión política desprovista de toda dimensión espiritual,  y está sujeta al materialismo histórico de factura marxista.    

La conclusión antes referida determinó una postura adversa  del Vaticano y de la Iglesia al respecto, lo que generó una controversia que llegó a su punto culminante en  la visita de Juan Pablo II a Nicaragua el 4 de marzo de 1983, a dos años de haber tomado el poder la Revolución Sandinista. El Papa Polaco asistió  a sabiendas de que el anfitrión le tenía  preparada una trampa,  lo que en términos diplomáticos ya no digamos religiosos, fue una falta de respeto para el visitante que curtido en ese tipo de retos,  “no  ocultó su rostro a los insultos y salivazos…” (Isaías, 50, 6).

El sacerdote de extracción jesuita Malachi Martin, hace una crónica dramática de la visita de Juan Pablo II a Nicaragua en su  libro “Los Jesuitas” (2), cuya lectura resulta útil para entender tanto la Teología de la Liberación como la situación que prevalece hoy día en Nicaragua y las relaciones entre Iglesia y Estado en aquel país, en el que el clero ha sido parte orgánica del  poder político. Desde la llegada del Papa al aeropuerto de Managua, en lugar de dar la bienvenida al visitante, Daniel Ortega aprovechó el foro de proyección mundial,  dedicando  un discurso de veinticinco minutos a lanzar diatribas a  los Estados Unidos y al Imperialismo Yanqui.     

Durante la visita del Papa los clérigos  que eran parte  de  la Junta de Gobierno no estuvieron presentes a excepción de Ernesto Cardenal,  quién se arrodilló y cuando intentó  besar la mano del Papa,  Juan Pablo II la retiró y de modo enérgico le dijo dos veces: “arregle su situación con la Iglesia”, refiriendo a que el Derecho Canónico obliga a los sacerdotes que incursionan en  política, a  cesar en  el Ministerio. La Misa celebrada en la “Plaza 19 de Julio” de Managua fue calificada  como un acto de profanación; el Crucifijo en el Altar fue substituido por  imágenes de próceres de la Revolución, al Papa le fue intervenido el micrófono y la celebración estuvo ahogada por gritos de la multitud que lanzaba consignas revolucionarias.

En un momento dado el Papa  recuperó el micrófono y alcanzó a decir en tono de disgusto y desafío: “el poder para los Miskitos…”, aludiendo  a  tal etnia indígena, con la  que el Gobierno Sandinista ha vivido en conflicto recurrente. Durante  cuarenta años Ortega ha mantenido una relación de estira y afloja con la Iglesia, y  su regreso a la Presidencia en 2006, fue impulsado por  una parte del clero nicaragüense. Desde  2018  Daniel Ortega es acusado de  mantener el  poder mediante un fraude electoral sistemático, y una represión que en los últimos cuatro años,  ha dejado un saldo de 335 muertos, 190 presos políticos y una sangría constante de exiliados.

La permanencia   de Daniel Ortega en la Presidencia de Nicaragua  ha sido muy  cuestionada en sus tres últimas reelecciones de 2011, 2016 y 2021 y la presencia de su esposa como Vicepresidenta del Gobierno, hace recordar  la dictadura de la familia  Somoza. El día de hoy la Arquidiócesis de Managua, la Conferencia del Episcopado Latino Americano (CELAM) y el propio Papa Francisco,  han alzado su voz denunciando el estado de cosas que priva en Nicaragua, en donde el régimen de Daniel Ortega Saavedra, el  modelo de la Teología de la Liberación, así como la participación del clero católico en política, están  puestos a prueba.

(1) El Financiero. El Papa Francisco pide diálogo para resolver situación en Nicaragua.

(2) Los Jesuitas, libro de Malachi Martín, descarga gratuita.

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