La declaración del embajador de los Estados Unidos Ken Salazar, en el sentido de que la reforma eléctrica que propone López Obrador “es necesaria”, y que “se deben entender las razones del Presidente”, es una especie de “placet” o aceptación en materia diplomática, frente a las críticas según las cuales la aprobación y aplicación de dicha reforma, generaría un conflicto entre ambos países, a la luz del Tratado México, Estados Unidos y Canadá T-MEC (1).
Las palabras del diplomático se dan en paralelo al Parlamento Abierto en el que se debate la Reforma Eléctrica en la Cámara de Diputados, mediante un ejercicio de participación sin precedente en nuestra vida pública, y el respaldo del Embajador es claro cuando dice: “el presidente Andrés Manuel tiene razón, en decir que vamos a hacer cambios para dar lo mejor al pueblo…” (2). En el mismo contexto, el pasado 21 de enero la Secretaria de Energía de los EU Jennifer Granholm visitó nuestro país, conversó con el Presidente y fue recibida en el Senado de la República, en donde dialogó con los legisladores de todos los partidos sobre el tema en cuestión.
En forma coincidente, el 20 de enero pasado Petróleos Mexicanos toma el control de la refinería Deer Park en la ciudad de Houston, en una asamblea en la que fue instalado el nuevo consejo de administración de la refinería, integrado por funcionarios de la paraestatal mexicana. Pemex adquirió de la empresa anglo holandesa Shell, acciones que la hicieron dueña del cien por ciento del capital de la refinería, lo que tuvo lugar después de un proceso en el que el gobierno de Biden autorizó la compra, declarando la operación compatible con los intereses de EU en lo tocante a seguridad nacional y protección al medio ambiente, lo que muestra el apoyo de la Casa Blanca a la política energética de México, más allá de las palabras, en el terreno de los hechos (3).
Los Estados Unidos piden a cambio respeto a las inversiones de las empresas de aquel país en el sector eléctrico mexicano, y exigen a México el mismo trato que corresponde a las sociedades de capital nacional, en estricto respeto a los acuerdos del T-MEC. Lo anterior es legítimo y la actitud revela un paso de Washington en dirección al repliegue geopolítico de la economía y la diplomacia estadounidenses, para tomar distancia de la globalidad y mostrar un compromiso preferencial con los países del continente compartido, en la medida en que los EU definen su postura evitando hacer causa común con intereses de los países de Europa, que pudieran sentirse afectados con la reforma constitucional y legislativa en proceso,
No faltan los agoreros del desastre que hace días aseguraban que López Obrador entraría en choque con el gobierno de Biden por el tema eléctrico, y ahora critican el apoyo del embajador Salazar denunciando que existe un arreglo por debajo de la mesa. El arreglo existe, pero las cartas están puestas sobre la mesa para el que tenga ojos y quiera ver; los Estados Unidos y México están en un proceso de integración estratégica económica, migratoria y de seguridad regional, y si bien hubo agravios en el pasado, las circunstancias del presente nos hacen naciones hermanas nos guste o no nos guste.
La prioridad del T-MEC es integrar una política energética que si bien tiene una visión de futuro en pro de las energías limpias, hoy día depende de los combustibles fósiles, hasta que la humanidad disponga de tecnología que nos permita en el porvenir, la producción, almacenamiento y uso generalizado de energías más amigables con el medio ambiente. La cruda realidad tecnológica que limita en todo el mundo el uso de energías verdes, se manifiesta en la propuesta planteada la semana pasada por la Comisión Europea de Energía ante el Parlamento Europeo, que pide que sean declaradas limpias la energía nuclear y el gas, contradiciendo lo pactado en los protocolos de Kioto y de Paris (4).
La situación actual de México y los Estados Unidos es similar a la de 1938, cuando en vísperas de la Segunda Guerra Mundial ambos países cerraron filas y Lázaro Cárdenas expropió el petróleo. En aquel entonces la Suprema Corte de Justicia concedió el amparo a las petroleras yanquis para que continuaran trabajando hasta el fin del plazo de vigencia de sus concesiones, mientras que las actividades de las compañías alemanas, holandesas e inglesas, fueron suspendidas de tajo y se les negó el amparo.
(2) Si desea más información sobre el tema, remito al artículo “Parlamento Abierto”, en este Blog, Archivo Adjunto.
(4) https://www.france24.com/es/europa/20220202-comisi%C3%B3n-europea-gas-nuclear-energias-verdes
Excelentes líneas
Gracias TONY por tu comentario, el tema da para mucho.
Saludos.
LFSW