La visita reciente del Secretario para el Cambio Climático de los Estados Unidos John Kerry, deja claro que la política energética de los países que firman el Tratado México Estados Unidos y Canadá (T-MEC), van hacia la producción de energías limpias en el planeta, pero atendiendo a su propio calendario, mientras se perfecciona la tecnología para producir energías “verdes”, y sea posible prescindir de los combustibles fósiles en Norteamérica.
En ese orden de ideas, la forma en el que el embajador Ken Salazar matizó su declaración contundente de apoyo a la Reforma Eléctrica de López Obrador (1), se entiende como una reacción del diplomático frente a los reclamos mediáticos de las empresas estadounidenses del sector eléctrico mexicano, que tratan de conservar su tajada en el mercado nacional, sea cual fuere el destino de la Reforma. Los negociadores del lobby petrolero yanqui presionan al Gobierno de Biden con todos los medios a su alcance incluida la prensa, porque el Partido Demócrata con legitimación o sin ella, monopoliza el combate a los efectos del cambio climático en los EU desde hace treinta años.
Sin embargo la intensa retórica del Partido Demócrata no corresponde a los hechos que contradicen al discurso; basta repasar el tema en perspectiva de la Organización de las Naciones Unidas, para advertir que desde el Protocolo de Kioto, convenio marco sobre el tema que estableció la ONU en diciembre de 1997, el documento nunca fue ratificado por los Estados Unidos, a pesar de que pudo haberlo hecho el gobierno demócrata de Bill Clinton en su segundo período presidencial (1997-2000). A lo anterior se añade que durante la presidencia del también demócrata Barak Obama (2009-20016), en el que por cierto los EU alcanzaron autosuficiencia energética en base a los combustibles fósiles, dicho país continuó fuera del Protocolo de Kioto, hasta que el acuerdo llegó a su fin en 2015.
Al Protocolo de Kioto siguió el Acuerdo de París del 12 de diciembre de 2015, por lo que hasta ese momento a doce meses de concluir su gestión, Obama firmó el Acuerdo por obvio cálculo electoral y dos años después en 2017, el Acuerdo de París fue abandonado por los EU para para ser retomado por el gobierno de Biden apenas el año pasado. Lo anterior implica que durante los dos tratados es decir, el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, cuyos períodos de vigencia suman veinticinco años de 1997 a 2022, los Estados Unidos han participado solo tres años y se entiende, porque mientras más grandes es la infraestructura de consumo energético de un país, el costo y dificultad de su reconvención crece de manera exponencial.
Ante la tortuosa trayectoria descrita y el tan reciente reingreso de los Estados Unidos al Tratado de París, la propuesta que hoy plantea la Comisión Europea de Energía ante el Parlamento Europeo, para que sean declaradas “limpias” la energía nuclear y el gas, resulta sospechosa de estar inspirada por los EU, como estrategia para imponer su calendario de avance global en el paso de combustibles fósiles a energías renovables, y tener el control sobre el proceso de transición (2). Lo anterior corresponde a que de 181 plantas nucleares que existen en el mundo 117 se encuentran en los países del T-MEC, y es consistente con las grandes reservas de gas con que cuentan los EU, que hoy día se explotan incluso por medio de fracking.
A despecho del discurso, en los Estados Unidos domina una visión pragmática en cuanto a que la lucha contra los efectos del cambio climático en el mundo entero, está condicionada por severas limitaciones tecnológicas que impiden establecer un calendario cierto, que asegure la producción, almacenamiento y uso generalizado de energías renovables en fechas determinadas. En su reciente visita, John Kerry enfatizó la importancia de las energías limpias, y ello es congruente con la Reunión Cumbre celebrada en Washington el pasado mes de noviembre, a partir de la cual se está gestionando la colaboración tecnológica y financiera de México y Canadá en un proyecto de rehabilitación de las hidroeléctricas de nuestro país, que fueron abandonadas en la llamada época neoliberal (3).
Como conclusión de su visita, el propio Secretario John Kerry reitera el respaldo dado por el Embajador Ken Salazar al Presidente Mexicano, cuando insiste en que la administración demócrata “desea apoyar al gobierno de López Obrador en el periodo de transición de algunas reformas importantes, como la que involucra a toda la materia eléctrica” (4).
(1) Si desea repasar información que es antecedente de este contenido, consultar el artículo “Respaldo gringo”, en este miso Blog Archivo Adjunto.
(2) https://www.france24.com/es/europa/20220202-comisi%C3%B3n-europea-gas-nuclear-energias-verdes
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