Si algo vino a demostrar el tercer debate entre las candidatas y el candidato a la Presidencia de México es que tal ejercicio quedó colmado en los dos primeros encuentros, los cuales fueron suficientes para que los ciudadanos apreciáramos en contraste los perfiles y propuestas de los participantes.
La candidata Claudia Sheinbaum se mantuvo en su propuesta de continuidad, y en su postura de atenerse a los resultados de la Cuarta Transformación y a su desempeño en el Gobierno de la Ciudad de México, los cuales por estar a la vista ofrecen elementos de juicio suficientes para que los electores decidan sí o no votar por ella. En el caso de Xóchitl Gálvez volvió a relucir la dificultad y el peso de abanderar una causa viciada de origen por estar sostenida en dos partidos en crisis que durante años se comportaron antagónicos, y hoy están en un mismo frente en busca de un proyecto político nebuloso y una identidad perdida.
Por si fuera poco, el PRIAN suma a su propia negación vergonzante el abuso de ostentarse como representante de la sociedad civil, mediante la finta estratégica más burda que subliminal de usurpar los colores del INE para dar impulso a la llamada Marea Rosa, en un vano intento de engañar a un electorado que no se chupa el dedo. La estrategia funcionará esta cierto punto, pero apenas para evitar que el voto duro de la coalición cardiaca se desmorone e incluso para cerrar la diferencia en la repesca de la CDMX y en alguna otra de las elecciones estatales en juego.
El esbozo de propuesta que la candidata del PRIAN logra articular se estrella con una realidad pretérita reciente, que todavía está en la memoria de los votantes y es antecedente y raíz de los problemas que nuestro país enfrenta, que lejos de haber sido atendidos en su momento, fueron alentados por la falta de cuidado y el abandono a los que condujo la corrupción irrefrenable. En ese orden de ideas, al elector solo le queda votar por volver al pasado neoliberal o refrendar su apoyo al proyecto de transformación que sin ser perfecto, ha mejorado el bienestar de muchas familias, ha fortalecido a la economía nacional y en base a la atención directa a las causas, enciende una luz al final del túnel en el tema de seguridad y combate al crimen organizado.
Los patrocinadores de Xóchitl y ella misma se han lanzado a una carrera delirante de odio y descalificaciones en contra de Sheinbaum y la 4T, en la que la candidata del PRIAN está empeñada en superar sus propias marcas en cada debate y para seguir en ello pide un cuarto debate “cara a cara” con la morenista. Con el estoicismo que la caracteriza Claudia recibió las andanadas de lodo, y solo por instantes respondió a la provocación hasta donde juzgó conveniente y quiso, solo lo suficiente para demostrar que ni calla ni otorga y tiene armas para competir en ese terreno, pero no desea hacerlo porque no debe, ni los mexicanos nos merecemos tal espectáculo.
El entorno previo al debate se vio enrarecido con la exigencia de “Alito” Moreno a Jorge Álvarez Máynez, para que declinara en favor de Xóchitl, lo cual hizo en un tono de soberbia y maltrato inaceptables en cualquier caso, pero con mayor razón con alguien al que el PRIAN quiere sumar a su causa. Máynez ha desempeñado un papel decoroso en su propósito legítimo de ofrecer una tercera vía, y en su discurso optimista asegura que su partido disputa al PRIAN el segundo lugar en la contienda, lo cual al igual que el resto de los resultados que cada candidato o candidata esperan de la elección del próximo 2 de junio, es materia de adivinanza (1).
(1) Si deseas información sobre los dos primeros debates, te ofrezco mis artículos Chivo Expiatorio y Debate y Contraste en este mismo Blog, Archivo Adjunto.
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