Aunque las dos fuerzas principales que se enfrentaron en la pasada elección, plantearon la contienda en el terreno de la lucha de clases entre ricos y pobres, el voto ciudadano dio una gran lección entre otras cosas, porque un nutrido contingente de las clases media y alta votó por la opción de Primero los Pobres, en aras del bien común de la Nación Mexicana en su conjunto.
A lo anterior corresponde el resultado de la encuesta del Periódico El Financiero, según la cual a nivel nacional, el 59 por ciento de los votos emitidos por la clase media fueron para Morena (1). Un muestreo en los distritos de clase alta y de mayor opulencia del país, indica que Morena obtuvo entre el 35 y el 40 por ciento de los votos, como son el distrito 1 de Nuevo León con asiento en Garza García; el 8 de Jalisco en Guadalajara; el 10 de la alcaldía Miguel Hidalgo en CDMX, y el distrito 11 en León, Guanajuato.
La Solidaridad es un principio de la Doctrina Social Cristiana que aconseja la colaboración mutua entre los individuos, porque todos vamos en el mismo barco, y su estabilidad o hundimiento dependerá de nuestra solidaridad con los otros, porque el bien de los demás deviene en bien propio y el mal del prójimo redunda en nuestro perjuicio. El voto de las clases media y alta en favor de Morena destruye la narrativa de fraude electoral y compra de votos, y deja claro que sin perjuicio del bienestar propio, los mexicanos votaron en masa por el proyecto justicialista de transformación.
Lo ocurrido se explica, porque se trata de ciudadanos de sentido común y en su mayoría cristianos, que habrán conocido alguno de los documentos de la Doctrina Social de la Iglesia desde la Encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII de 1891, y en particular la Evangelii Gadium (2), en la que el Papa Francisco dice: «no a la economía que excluye; no al dinero que gobierna en vez de servir; no a la inequidad que genera violencia…”, todo lo cual nos hace conscientes de que uno de los grandes problemas de México es la desigualdad brutal que existe, económica y social. Debe quedar claro que el voto solidario en favor de los más pobres no es concesión graciosa de nadie, sino un acto de justicia.
Claudia Sheinbaum recibió cinco millones de votos más de los que obtuvo López Obrador en 2018, en vista a los resultados de la actual administración y de la sólida expectativa de buen gobierno que ofrece la Presidenta Electa, en contra de los pronósticos catastróficos de la oposición, de la animadversión de algunos factores reales de poder y de la intromisión de agentes globalistas internacionales. Lo anterior ocurre a despecho de los discursos políticos, ya que el ciudadano promedio ya aprendió a ver la realidad y a discernir sobre ella y a distinguir entre los dichos y los hechos.
Esta realidad muestra desnuda a la oposición neoliberal que a falta de propuesta, propagó y aun sostiene un discurso anticomunista tan anacrónico como el llamado socialismo real que colapsó al fin de la guerra fría, entre los años 1989 y 1990. La utilización frívola de ese discurso es una enorme falta de respeto a las víctimas de aquel régimen y de quienes lucharon en contra de dicho sistema, del cual quedan algunas ínsulas totalitarias residuales, que al amparo de esa ideología o de cualquiera otra, siempre habrá el riesgo de que existan.
Lo acontecido también exige a quienes fueron electos que gobiernen para todos; que reconozcan al sector de clase media que votó en favor de la 4T como parte de una base electoral a la que deben responder y atiendan las aspiraciones legítimas que alientan el ascenso en la pirámide social, cuyas posibilidades de movilidad deben favorecer a todos los mexicanos y desde luego, primero a los pobres.
(2) Documento del Papa Francisco. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudi.
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