La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte celebrada la semana pasada en Vilma, capital de Lituania, mantiene la política beligerante en la guerra de Ucrania y amenaza escalar el conflicto armado a nivel mundial, como lo revela la novedosa inclusión de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, que sin ser miembros de la OTAN se hicieron presentes en la Cumbre, para respaldar la posición de Estados Unidos en su confrontación con China.
La presencia de los aliados de Estados Unidos de la región Asia Pacífico en una reunión de la OTAN no tiene precedente y más sorprendente resulta el comunicado de la OTAN dictado al final de la Cumbre en la que los países ahí reunidos reclaman: “las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de China, desafían nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores” (1). Lo anterior es un eslabón más de la cadena de provocaciones que hicieron crisis en agosto de 2022, con motivo de la visita a Taiwán de Nancy Pelosi que en aquel entonces, era líder de la Cámara de Representantes de los EEUU.
La visita de la Pelosi fue precedida por una declaración del presidente Joe Biden hecha en Japón en mayo de 2022, en la que aseguró que los EEUU intervendrían militarmente en contra de China en caso de que ésta invadiera Taiwán, cuya declaración fue impertinente, porque no existía en el horizonte indicador alguno de que tal invasión fuera a ocurrir. La congresista Pelosi fue a Taiwán, lo que fue considerado por Pekín como una violación a la política de “una sola China” acordada con Washington en la Organización de las Naciones Unidas en 1979, e hizo que el Presidente Chino advirtiera a Biden: “el que juega con fuego acaba por quemarse…” (2).
La declaración de la Cumbre de la OTAN contra China, va junto con el anuncio de acciones contradictorias; por un lado la promesa de entregar al gobierno de Kiev bombas de racimo y la aportación de tres mil efectivos militares de la OTAN, para brindar apoyo logístico y operativo al ejército ucraniano y por otra parte, la negativa de la OTAN a incluir a Ucrania como miembro formal de la alianza. Lo anterior implica una contradicción absurda y revela un trato indigno a la nación ucraniana a quién los EEUU le dice: Vamos a la guerra, nosotros nos encargamos del negocio de las armas y de la venta de energía a Europa y tu pones los muertos, pero no serás parte de la OTAN, hasta que yo diga.
A estas alturas del conflicto, el rechazo de Ucrania como miembro de la OTAN revela con claridad que EEUU y sus aliados europeos guardan bajo la manga la carta de utilizar al sufrido pueblo ucraniano como moneda de cambio frente a Rusia cuando les convenga, y mientras tanto: Tengan más armas y síganse matando. Los desencuentros entre China y los EEUU han sido frecuentes durante la administración Biden sin embargo, la novedosa revoltura entre los asuntos de la OTAN y la retórica creciente contra China, revela la desesperación de Biden por alinear a China en la guerra contra Rusia.
El escenario actual es muy semejante al de la víspera de la guerra de Ucrania, en la que la OTAN acusaba a Rusia de planear la invasión a Ucrania, cuando Moscú pedía que se respetara la condición del territorio ucraniano, libre de armas de largo alcance. Lo agresivo e infundado de la declaración en la OTAN en contra de China y sus antecedentes, hacen recordar las palabras del Papa Francisco cuando en la entrevista al periódico Il Corriere della Sera del 14 de junio de 2022, acusó a la Alianza Atlántica de provocar la invasión a Ucrania, por obra de “los ladridos de la OTAN en las puertas de Rusia” (3).
(2) Si deseas ampliar la información sobre este tema, te ofrezco mis artículos Tambores de Guerra y La Paradoja China-EEUU.
0 comentarios