La elección de Javier Milei como Presidente de Argentina genera un reto que debe ser asumido por los actores sociales y políticos en un gran acuerdo nacional, y para el Sistema Financiero Internacional, plantea el desafío de acreditar que es capaz de contribuir a la estabilidad de la economía de aquel país, con justicia para el ciudadano de carne y hueso.
Milei es un economista que se define a sí mismo como “anarco capitalista”, lo que le permite asumir cualquiera postura que se le ocurra por extravagante que sea, y nos hace pensar que gobernará con un estilo personalísimo y poco predecible. El Presidente Electo inició su carrera como profesor universitario; en 2012 entró a los medios de comunicación y a partir de 2017 tuvo su propio programa de radio; potencializó su fama al llevar su cátedra de economía a redes sociales, y de ahí pasó a la política al presentarse en 2021 como candidato a diputado del Partido La Libertad Avanza, que fundó hace dos años, lo que implica cero experiencia de gobierno.
Nuestro personaje propone la desaparición del banco central y de la moneda de su país, para ser suplida por el dólar norteamericano, lo que entraña una sumisión a los bancos de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que acabaría con lo poco que queda de la independencia económica de Argentina y dejaría indefenso al hombre medio frente al neoliberalismo rampante (1). Por otra parte, el modo súbito e imprevisto en que Milei accede al círculo de mandatarios nacionales afines al Capitalismo Global, profundiza las divisiones que existen dentro de dicho sector, porque Milei sostiene posturas contrarias a la ideología dominante en ese círculo.
En efecto, los Globalistas Internacionales promueven el aborto como política demográfica, en tanto Milei se opone a dicha práctica; Milei ha dicho que está en proceso de convertirse al judaísmo, pero algunas organizaciones judías de su país lo tildan de antisemita (2); Milei se ostenta opuesto al marxismo cultural o nueva izquierda, incluida la ideología de género, que fue introducida por los Estados Unidos a la agenda 2030 de la ONU; el triunfo de Milei en las urnas fue recibido con optimismo por Elon Musk sin embargo, el magnate de los autos eléctricos sostiene un choque frontal con el Foro Económico de Davos.
Milei ganó porque la mayoría lo consideró el candidato menos malo, frente a las opciones de “izquierda” y “derecha”, hundidas en la corrupción, la inflación y la crisis económica instaladas como sistema. Existe duda sobre la gobernabilidad, porque el partido de Milei no rige una sola Provincia, y en el Congreso tiene 35 de 257 Diputados y 8 de 72 Senadores. El resultado electoral parece un triunfo de la política, porque el pueblo de ser espectador paso a ser protagonista por un instante, pero el optimismo solo será duradero si la Nación Argentina se organiza en torno a un proyecto concreto de bien común y mientras tanto, el que Milei sea el dirigente capaz de gestionar ese gran acuerdo nacional, está por verse.
El triunfo de Milei es un reto a la capacidad de consenso del pueblo argentino y de su clase política. Nada fácil si consideramos los antecedentes de los últimos cien años. Para el Capitalismo Global el reto no es menor, ya que la viabilidad y la existencia misma del actual modelo económico mundial dependen del respeto que guarde el sistema a los Estados Nacionales, así como del mejoramiento de las condiciones de vida de la población del planeta, y de la reducción de la brecha entre ricos y pobres.
(1) New York Times. Comentario sobre el triunfo electoral de Javier Milei en Argentina.
(2) TVP Notas del Canal 7 de Buenos Aires, publicadas en víspera de las elecciones.
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