La inauguración Tren Maya es parte de un proyecto general de infraestructura en el Sureste de México, que fortalece la integración de esa región al Territorio Nacional, impulsa el desarrollo humano, relanza la difusión de la Cultura Maya, y detona el gran negocio del turismo doméstico e internacional.
El Tren Maya implica una ruta de 1,500 kilómetros siguiendo el contorno costero de la Península de Yucatán de Campeche a Chiapas, y será conectado al Ferrocarril del Istmo que une los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, en el Océano Pacífico, y Coatzacoalcos Veracruz, en el Golfo de México, del lado del Atlántico (1). La unión de ambos Océanos por medio del Corredor del Istmo de Tehuantepec, carretero y ferroviario, que también es obra del actual Gobierno, ofrece una alternativa al Canal de Panamá, por lo que es factor de comunicación de nuestro país con el Mundo.
La inauguración del viernes pasado implica el tramo de Campeche a Cancún de 470 kilómetros, y quedan pendientes dos etapas, la que va de Cancún a Tulum en Quintana Roo, que se abrirá el próximo 31 de diciembre y la que discurre de Tulum a Palenque en el Estado de Chiapas, que será inaugurada dentro de tres meses. Desde el inicio de la obra civil el Instituto Nacional de Antropología e Historia restaura los vestigios de una veintena de ciudades mayas, y rescata nuevos hallazgos arqueológicos que emergieron durante la construcción de la vía.
Lo anterior ha puesto en marcha una museografía de sitio en medio de la selva, que no tiene paralelo en ningún otro lugar del planeta, que incluye la instalación de museos comunitarios en los que se exhibirán piezas arqueológicas atesoradas por generaciones por los pobladores locales, de todo lo cual da cuenta el Antropólogo Diego Prieto Hernández, Director del INAH (2). Volviendo al evento inaugural, el presidente López Obrador estuvo acompañado por el embajador de los Estados Unidos Kent Salazar, quien desde que desempeña el cargo no desprecia oportunidad para viajar al sureste en visita oficial.
La Presencia del diplomático implica un reconocimiento a la estrategia del Gobierno de México, en la que el desarrollo humano es la esencia de un plan para arraigar a mexicanos y centroamericanos a sus comunidades y territorios de origen, y atemperar el flujo migratorio hacia el norte de nuestro país y a los EEUU. El banderazo del viernes pasado está vinculado al inicio de operaciones del Aeropuerto de Tulum, que inauguró el propio Presidente el 1º de diciembre, del cual se espera según el periódico español El País, que atienda a cinco millones de viajeros el año entrante (3).
En medio de la polarización política que vivimos, las grandes obras en comento son vistas por muchos como una hazaña que dignifica el espíritu, fomenta la solidaridad entre hermanos, y hace renacer la confianza en nosotros mismos como Nación, como no ocurría desde hace décadas. Para la oposición y los sectores de prensa alineados en contra del Gobierno, más allá de la crítica razonada y razonable, estas obras son objeto de rechazo y hasta de burla y denuesto, por lo que ojalá que sus frutos sirvan en el porvenir, para valorar las cosas en otra perspectiva, que sea de enlace y conciliación entre los mexicanos.
(1) Inauguración del Tren Maya por el presidente López Obrador.
(3) Inauguración del Aeropuerto de Tulum, por el Presidente López Obrador.
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