La reunión del Presidente López Obrador del miércoles pasado, con los Secretarios de Estado y de Seguridad de los Estados Unidos, Antony Blinken y Alejandro Mayorkas, sigue el rumbo de la política migratoria propuesta por México.
El encuentro en Palacio Nacional el pasado 27 de diciembre, que resultó de un contacto telefónico del día anterior entre López Obrador y Joe Biden, respondió a una emergencia ante la caravana masiva de inmigrantes que cruzaron nuestra frontera sur en esos días, con rumbo a los EEUU (1). La inmigración es un problema añejo tratado con displicencia por los gobiernos del vecino país, y su atención se torna urgente en el actual contexto pre electoral, porque se ha convertido en arma de lucha entre Republicanos y Demócratas.
Los antecedentes inmediatos de esta reunión datan del 5 de octubre de 2023, cuando el gobierno de Biden inició los vuelos para regresar a los ilegales procedentes de Venezuela, que hasta ese día eran admitidos como refugiados con dispensa de trámite, por considerarlos perseguidos políticos. Esa decisión revela un cambio de fondo inconfesado, en la relación de Washington con el régimen de Nicolas Maduro, que Caracas ha dejado entrever al señalar a las sanciones económicas decretadas por EEUU, como causa del creciente éxodo venezolano.
Ante la complicada situación de los EEUU por su intervención en las guerras en Ucrania e Israel, es lógico que el gobierno de Biden busque reducir la tensión con Venezuela y Cuba, porque las sanciones económicas aplicadas en su contra, aunque han golpeado a sus economías, lejos de impulsar la democracia, el aislamiento ha fortalecido a las dictaduras provocando un alza en la migración a EEUU. Lo anterior prueba que la política de México frente a Centro América y el Caribe es la correcta, al proponer la solución del problema migratorio atendiendo a sus causas en las sociedades y territorios de origen.
A esa luz cobra sentido que el 9 de octubre de 2023, cuatro días después de ordenada la repatriación de venezolanos por el Gobierno de los EEUU, México haya convocado a la Cumbre de Presidentes y Cancilleres de once países de la región celebrada en Palenque, Chiapas, el 22 de octubre pasado (2). En la Cumbre cumbre imperó la visión mexicana de solución al problema en comento, en congruencia con las grandes obras realizadas por este Gobierno en el sureste mexicano, con el objeto de promover el desarrollo humano e impulsar la economía de esa región del país y de América Central y el Caribe, como sub zona del Continente.
Los EEUU prometieron invertir 4 mil millones de dólares en Centro América durante la administración Biden, lo cual es poca cosa si consideramos que en la guerra de Ucrania han puesto 230 millones de dólares diarios, lo que suma a la fecha un aproximado de 158 mil millones de dólares. No falta quién diga que López Obrador está haciendo el “trabajo sucio” al gobierno de Biden sin embargo, se trata de una gestión diplomática de sentido común que los EEUU han aceptado solo a regañadientes, debido a resabios imperialistas y a fantasmas de la Guerra Fría (3).
Además de que México y EEUU son principales socios comerciales entre sí, en el año 2023 nuestros hermanos que trabajan allende el Río Bravo enviaron a México 64 mil millones de dólares que impulsan la economía y generan bienestar en nuestro país. El principio de Solidaridad en el que se sustenta el Bien Común de la Sociedad y el sentido práctico, nos comprometen a colaborar con los EEUU y los países de América Hispana, en la solución del problema migratorio.
(3) Te ofrezco más información sobre la visión sobre el tema migratorio por parte de México y los Estado Unidos durante los gobiernos de Joe Biden y López Obrador, en mi artículo Paises “Mexicanos”, en este mismo Blog Archivo Adjunto.
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