La designación de Héctor Vasconcelos como Representante Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas, confirma a nuestro país como promotor de un orden internacional que reconoce la existencia de un entramado multilateral del poder, a despecho de quienes pretenden erigir un poder único, hegemónico, en torno a los Estados Unidos.
Nuestro personaje es hijo de José Vasconcelos (1882-1959), político y filósofo cuyo genio avizoró a México a la vanguardia de Hispano América como una gran nación, a contracorriente del expansivo Imperio Yanki de estirpe anglosajona. Congruente con lo anterior, el paso de Héctor Vasconcelos por las Universidades de Harvard y Oxford en las que estudió Ciencias Políticas y Derecho Internacional, amplió su visión del mundo al tiempo que reafirmó su identidad nacionalista reflejada en su carrera diplomática, y como promotor de la cultura y el arte en el servicio público.
Héctor Vasconcelos fungió hasta el mes pasado como Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, por lo que su influencia sobre la política internacional del gobierno de López Obrador ha sido decisiva. Su arribo como Representante de México en la ONU, garantiza mantener la buena relación que existe con los Estados Unidos, como nuestro principal socio comercial y aliado en materia de seguridad continental, en equilibrio con la condición multilateral del poder político, que hoy día es un hecho en el escenario internacional.
Esta visión se basa en el respeto a la identidad de cada pueblo así como en el derecho a su autodeterminación soberana, como cimiento para construir una comunidad mundial sobre los principios de equidad y de justicia y como fundamento de la paz universal. Lo anterior es así porque la concurrencia al escenario internacional, de estados nacionales soberanos que son iguales en su dignidad esencial, pero diversos en su identidad y asimétricos en cuanto a su dimensión material y peso específico, genera una relación multilateral del poder político.
Lo anterior lleva a México a participar en la construcción de una estructura de Derecho Internacional congruente con tales presupuestos y acorde con dicha realidad multilateral, a diferencia del llamado Nuevo Orden Mundial que sugiere un liderazgo unipolar y único bajo el poder hegemónico de los EEUU, supeditado a su vez a los intereses de una oligarquía globalista. Vasconcelos llega a la ONU con una propuesta de reforma al Consejo de Seguridad que limite el derecho de veto concedido a las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, que suele ser utilizado para bloquear las resoluciones de la Asamblea General, en perjuicio de los esfuerzos en pro de la paz.
Respecto al estado actual de la ONU Vasconcelos es a la vez optimista y crítico, porque por una parte considera un gran logro que el organismo haya evitado hasta hoy la guerra atómica que amenaza al mundo desde 1945 y por otra, denuncia los muchos casos en los que la ONU ha sido ineficaz para evitar las guerras con armas convencionales. Vasconcelos es un protagonista sacudido por el lamento del Secretario General de la ONU, Gustavo Guterres, cuando en la Asamblea General de septiembre de 2022 expresó: “…la comunidad global no está preparada ni dispuesta a enfrentar los desafíos… que amenazan al futuro de la humanidad…”.
Es importante que en el Foro Internacional, México permanezca apartado de la visión maniquea que de modo prejuicioso e interesado divide a los hombres y a los pueblos en “buenos” y “malos”, y promover en cambio el análisis objetivo de las causas que generan cada conflicto, para construir alternativas de solución pacífica (1).
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