La declaración del Papa Francisco del miércoles pasado, respecto a que el rechazo a los migrantes es un pecado grave, fija la postura de la Iglesia sobre el tema, de cara a la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado a celebrarse este 29 de septiembre de 2024 (1).
El Papa convoca al evento en línea con la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium en la que el Pontífice ofrece una propuesta ética de economía política en la que acusa al sistema mundial imperante, de mantener poblaciones enteras al margen del desarrollo económico y tecnológico, lo cual es causa de la migración (2). La preparación del encuentro eclesial ocurre en el momento en que la enésima ola humana empobrecida llega a las costas de Europa procedente del Continente Africano y de Medio Oriente, ante lo cual Francisco llama a un acuerdo migratorio de gobernanza global.
Sin embargo el fenómeno no se reduce a esa parte del planeta y el Sueño Americano sigue siendo un fuerte imán para la migración que parte de los cuatro puntos cardinales del orbe, lo que ha convertido a México en paso obligado hacia los Estados Unidos, de numerosos contingentes que proceden no solo de las Américas Central y del Sur, sino de Asia y África. En tales condiciones nuestro país, gobierno y sociedad, enfrentamos un reto moral y de justicia cuya respuesta dará la medida del compromiso solidario de los mexicanos con las grandes causas de la humanidad.
La migración es un problema mal atendido por los gobiernos de EEUU, y en la actual carrera por la Presidencia se ha convertido en arma arrojadiza en manos de los contendientes. Sin embargo entre las propuestas de Republicanos y Demócratas no existen grandes diferencias, ambos sostienen la construcción del muro fronterizo, y mientras Donald Trump eleva el tono agresivo de su discurso, Kamala Harris mantiene la postura tibia del presidente Joe Biden, que después de aceptar a inicios de su gestión la estrategia de atender el problema migratorio desde su origen territorial, sigue tratando tan grave enfermedad con aspirinas.
La postura mexicana coincide con la del Papa Francisco, tanto en apoyar a los migrantes en su travesía, como en invertir recursos para fomentar el arraigo en sus países de origen. A esa visión se ajusta la iniciativa de la Comisión Económica de América Latina y del Caribe (CEPAL), organismo de la ONU que en 2019 propuso la creación de un fondo de diez mil millones de dólares que serían aportados por diversos países, en virtud de lo cual el Gobierno de México mantiene programas sociales en Centroamérica y construyó las grandes obras en el Sureste para crear un polo de desarrollo para bien de toda la región central del Continente.
Los EEUU no apoyaron de inicio la propuesta de la CEPAL empero, a insistencia de la diplomacia mexicana el Gobierno de Biden se comprometió en 2021 a invertir en Centro América dos mil millones de dólares cada año, que Washington dejó de aportar al aventurarse en la guerra de Ucrania, a un costo veinte veces mayor, sin considerar la cuota de sangre y de sufrimiento. Hoy día Donald Trump reitera con enjundia su oposición a la estrategia de la CEPAL y Kamala parece nadar de muertito, lo que aumenta la importancia del mensaje del Papa que insiste en fortalecer el arraigo, además de acompañar a los migrantes en su desesperado escape (3).
Como clamor en el desierto, ni el llamado del Papa ni la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado han recibido la cobertura de los medios de comunicación que el caso amerita sin embargo, confiamos en que el Espíritu actuará de modo silencioso (I Reyes 19: 9-13).
(2) Evangelii Gaudium. Exhortación Apostólica del Papa Francisco, de 24 de noviembre de 2013.
(3)Te ofrezco más información sobre el tema migratorio entre México y los Estados Unidos durante los gobiernos de Joe Biden y López Obrador, en mis artículos Falso Discurso y Países “mexicanos”. en este mismo Blog Archivo Adjunto.
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