El anunciado decreto presidencial que ordena la regularización de automóviles usados procedentes de los Estados Unidos, que ingresaron a México de modo ilegal, está vinculado al acuerdo reciente entre ambos países, que se conoce como “Entendimiento Bicentenario” (1) y a la agenda conjunta en los temas de seguridad y protección al medio ambiente.
Por lo que hace al tema económico, el tráfico ilegal de vehículos de Estados Unidos a México no impacta en una balanza comercial que en el año 2020 implicó 325 mil millones de dólares, con un superávit de 112 mil millones a favor de nuestro país. Por esta razón y por el hecho de que la producción de los automóviles que se fabrican en México para ser exportados, está destinada por definición a los mercados del exterior, resulta infundada e irresponsable la declaración del Director de Coparmex Saltillo, que el jueves pasado aseguró que el decreto presidencial en comento, afectaría a la mencionada industria en el caso de Coahuila.
En cuanto a la venta de automóviles nuevos en territorio nacional, es difícil suponer que quién tenga la posibilidad de adquirir un vehículo de agencia, compre un auto ilegal con diez años de antigüedad. Es posible en cambio que el fenómeno impacte en el mercado de automóviles usados, ya que en el marco de la vecindad con Estados Unidos, los gobiernos mexicanos de los últimos treinta años, han tolerado el comercio ilegal en comento, como válvula de escape para aliviar la desigualdad económica que existe en nuestro país, que se revela en el hecho de que a muchos conciudadanos, no les alcanza para comprar un auto usado en el mercado nacional.
Los verdaderos problemas que genera el ingreso y tráfico de autos ilegales en nuestro territorio, concierne a los rubros de seguridad pública y protección al medio ambiente, ya que la falta de control que existe al respecto, origina que circulen autos sin placas, lo que hace imposible identificar y responsabilizar al dueño de un vehículo que se utilice en la comisión de un delito. En efecto, según el periódico El Siglo de Torreón en su edición del 16 de octubre de 2021, en la Zona Metropolitana de la Laguna circulan 574 mil vehículos, de los cuales 394 mil son legales y 180 mil ilegales, con el resultado de que del total, el 33% de los vehículos circula sin placas.
A las cifras que anteceden habría que agregar que solo en el Estado de Baja California existen 800 mil vehículos por regularizar, a los que se suman los del resto de los estados, lo que da una idea de la magnitud del problema, cuya complejidad social no permite soñar con que los autos chocolate desaparezcan por decreto de la noche a la mañana, ni a base de prohibiciones o de represión lisa y llana. El tráfico ilegal de autos usados es una de las consecuencias de la asimetría de las economías de México y los Estados Unidos y como tal, debe ser reconocido en su dimensión y recibir un tratamiento para llevarla al marco legal.
La regularización de los automóviles ilegales que pretende el decreto del Presidente, permitirá la creación de un padrón que identifique al dueño de cada automóvil, y las autoridades locales podrán emitir placas para control de la circulación, lo que contribuye a prevenir los delitos y a combatir la criminalidad y por tanto, fortalece la seguridad de los ciudadanos. Por disposición del propio decreto, los gobiernos locales serán los encargados de la regularización e ingresarán dos mil quinientos pesos por unidad, por derechos de control vehicular y expedición de placas, cuyos recursos serán destinados al mantenimiento de vialidades (bacheo).
La misma condición asimétrica de las economías de ambos países está presente en el problema de los autos ilegales en relación al daño al medio ambiente, por ser éstos un desecho de la economía de nuestros vecinos, en tanto que en México son bienes útiles a los que sus dueños no tendrían acceso en otras condiciones. Se trata de bienes procedentes de Estados Unidos que terminarán siendo chatarra en nuestro territorio, por lo que la recuperación y reciclado de los materiales involucrados compete a una estrategia conjunta de inversión y aprovechamiento que nunca se ha visualizado ni atendido, ni por la iniciativa privada nacional, ni en la relación bilateral a nivel de gobiernos.
(1) Entendimiento Bicentenario, consultar el artículo: “Narco y Gobierno”, en este mismo Blog, Archivo Adjunto.
Y con el beneficio de que una vez regularizados, anualmente pagarán tenencia o control vehicular, bomberos, educación etc.