Tras de haber salido de prisión en el sexenio priísta de Enrique Peña Nieto, Rafael Caro Quintero es aprehendido de nueva cuenta y su captura y la de Francisco Torres Carranza alias El Duranguillo, jefe del Cártel de Sinaloa en la zona fronteriza del Estado de Sonora, es un doble golpe a las bandas criminales que operan en el noroeste de México, que se disputan el control de la producción y venta de drogas y el tráfico de personas a los Estados Unidos.
La leyenda urbana de Rafael Caro Quintero impulsó la contracultura del narco en la sociedad mexicana en los años ochenta, a partir de su romance con Sara Cossio, sobrina del ex gobernador de Jalisco Guillermo Cossio Vidaurri; ambos vivieron el glamour de la pareja opulenta del capo revestido de dinero e impunidad y la niña de familia, convertida en reina de la noche en los antros y discotecas de Guadalajara. Desde entonces muchos adultos y jóvenes de todas las clases sociales se han entregado al consumo de drogas para llenar su vacío existencial, y los más osados han abrazado la carrera criminal a pesar de su miedo y su vergüenza, bajo el lema: Primero muerto que pobre.
Esta tendencia proyectada por medios de comunicación con la complacencia de gobierno y sociedad, ha minado la salud de la población, ha mermado nuestra moral, ha infiltrado las instituciones, y ha roto el tejido social. A su caída en prisión en 1985, Caro Quintero se confesó torturador y asesino de Enrique Camarena, ex agente de la DEA que descubrió un enorme plantío de marihuana en Jiménez, Chihuahua y desde entonces el Capo ha sido un objetivo de la justicia norteamericana, de suerte que su liberación en 2013 fue considerada por el gobierno de los EU como una afrenta.
Caro Quintero salió de la cárcel al inicio del sexenio de Peña Nieto por un tecnicismo infundado; el Capo salió por la puerta grande burlando una orden de aprehensión con efectos de extradición a los EU que estaba vigente, para ser ejecutada una vez que el reo cumpliera su condena en México. Desde su salida de prisión poco o nada se supo de Caro Quintero hasta que en 2017 reapareció al frente del llamado Cartel de Caborca, que ha mantenido en los últimos cuatro años una disputa con el Cartel de Sinaloa, por el control del tráfico de drogas y trata de personas para su ingreso a los Estados Unidos, en la zona fronteriza del Estado de Sonora (1).
El encargado del Cártel de Sinaloa en dicha región Francisco Torres Carranza alias El Duranguillo, fue capturado hace dos semanas en Altar, Sonora, en un encuentro en el que quince soldados del Ejército Mexicano se enfrentaron con más de sesenta sicarios y pese a la desventaja numérica, el contingente del Gobierno se impuso y detuvo al criminal (2). Las capturas de Caro Quintero y del Duranguillo siembran la esperanza de que atempere la violencia en el Estado de Sonora, en el que se han cometido crímenes de alto impacto como la masacre de la familia LeBarón en 2019, de la que el propio líder de la Comunidad Mormona de la Sierra Madre Occidental, culpa a Caro Quintero (3).
Después de su liberación en 2013 Caro Quintero se volvió fugitivo; el régimen de Peña Nieto no mostró interés alguno en capturarlo y la solicitud de extradición que estaba pendiente tampoco fue atendida, pero los gringos no se resignaron, y al inicio del gobierno de López Obrador la DEA reabrió el caso, con información que lleva a concluir que dentro o fuera de la cárcel, el Capo mantuvo activa su carrera criminal. En cuanto a su reciente captura, sea que se haya o no negociado tras bambalinas diplomáticas, es claro que el gobierno de Biden está de plácemes y de entrada ha solicitado la incautación de un acervo multimillonario de inmuebles ubicados en Guadalajara, que adquirió Caro Quintero con dinero del narco, cuyo aseguramiento ha sido ignorado por la justicia mexicana durante treinta y siete años (4).
Ojalá que la eficacia en la colaboración México y Estados Unidos no sea flor de un día. Es el momento de asumir una estrategia binacional conjunta y duradera que trascienda a los gobiernos en turno, para enfrentar los retos que plantean el consumo de drogas, la trata de personas y el tráfico de armas, como temas prioritarios de seguridad nacional para los dos Estados y de elemental sentido de conservación de la vida de las ambas Sociedades.
(1) Carmen Aristegui Noticias. Conversación con Ricardo Raphael.
(2) Noticia de INFOBAE sobre la aprehensión de El Duranguillo en Altar Sonora.
(4) El Universal. Noticia sobre inmuebles de Caro Quintero en Guadalajara, que EU pretende incautar.
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