La querella de Marcelo Ebrard sobre la carga de los dados en favor de Claudia Sheinbaum, en el proceso interno de la 4T para elegir candidato a la Presidencia, pone en riesgo la unidad del proyecto transexenal de Morena y sus partidos aliados.
Marcelo advierte que denunciará ante las autoridades la violación de las reglas fijadas por el Instituto Nacional Electoral para estos comicios, lo que evoca con tintes de amenaza las resoluciones del INE que en las elecciones de 2021, descalificaron a más de sesenta candidatos morenistas. Algunos sugieren que en caso de ruptura Marcelo irá como candidato de Movimiento Ciudadano, pero al ser cuestionado al respecto lo niega, asegurando que dicho partido le lanza “los ataques más fuertes” y agrega que sea cual fuere el resultado del proceso interno, no abandonará a la 4T.
La actitud de Ebrard plantea el riesgo de un cisma en la 4T, pero puede ser parte de un juego hipotético en el que el obradorismo vaya a la elección con dos candidatos, con la alternativa de permanecer en el gobierno como en San Luis Potosí y Morelos, gobernados por partidos aliados de Morena. En la elección Constitucional, López Obrador pondría a competir a sus dos candidatos; la poderosa estructura territorial de la 4T operaría como fiel de la balanza para evitar que la división del voto morenista resulte en una victoria de la oposición, y en la medida en que Ebrard tiene perfil para disputar el voto duro de la alianza PRI, PAN, PRD, su participación por separado le daría más asientos en el Congreso a la 4T, dando la puntilla para lo que queda de dichos partidos opositores.
A ello se debe que a la agresividad de Ebrard sus compañeros de partido respondan en contraste, con un amable cortejo, como el que le brinda Ricardo Monreal al ceder su espacio a la encuestadora que propuso Marcelo, en un sorteo realizado con el acuerdo de todos los participantes, cuyo resultado fue adverso al ex canciller. Lo propio ocurre con Gerardo Fernández Noroña quién de inicio reaccionó con dureza frente al devaneo de Ebrard, y enseguida suavizó el reclamo, cuando Marcelo precisó que permanecería en la 4T.
Lo arriesgado y complejo de este juego indica que no se trata de una simulación teatral, sino que la realidad del escenario electoral pone a prueba las fortalezas y debilidades y hasta las ambiciones humanas que son propias de cada uno de los precandidatos de la 4T. Ebrard dio muestras de asumir esa estrategia desde el inicio del proceso interno de Morena, cuando marcando los tiempos renunció a su puesto en el Gabinete Presidencial y presionó para que el resto de las corcholatas presentaran su renuncia a sus respectivos cargos.
Entre las cartas que Ebrard tiene a mano para disputar el voto opositor empresarial y de clase media, está el apoyo que recibió del embajador Ken Salazar, cuando en vísperas del 4 de julio pasado, al celebrar la Independencia de los Estados Unidos, el Embajador enalteció el desempeño del régimen de López Obrador. En su discurso el Embajador mezcló el halago al régimen morenista con un meloso reconocimiento a Marcelo Ebrard, por su labor como Secretario de Relaciones Exteriores, al mencionarlo de modo expreso como su predilecto para que sea el próximo Presidente de México (1).
En el México de hoy no hay dedazo infalible ni cargada con rumbo previsible. La 4T propuso las corcholatas en su identidad y variedad como lo ha hecho la oposición sin embargo, el resultado final depende del voto de los ciudadanos.
(1) Para mas información sobre el discurso de Ken Salazar, embajador de los EEUU, en el que muestra su predilección por Marcelo Ebrard, para que sea Presidente de México, te ofrezco mi artículo Abrazo y sospecha, en este mismoo Blog Archivo Adjunto.
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