La cooperación entre México y los Estados Unidos en temas esenciales como como seguridad, migración y economía, indica que sea cual fuere el resultado de las Elecciones Presidenciales que están en curso en los EEUU, el bien común de ambos pueblos prevalecerá sobre las diferencias.
La relación México EEUU dejó de ser la que refiere Alan Riding en su libro Vecinos Distantes, escrito diez años antes de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Lo anterior porque aunque prevalecen diferencias sociales y culturales importantes entre ambos países, el Tratado mencionado detonó la mutua relación a niveles de integración, convirtiendo a México en el principal socio comercial de los Estados Unidos a nivel mundial, lo que a su vez ha traído tras de sí nuevas formas de convivencia en términos cualitativos entre ambas sociedades.
Por tratarse de presidentes que provinieron de distinto partido y sobre todo, en virtud de los caracteres tan diferentes uno del otro, la gestión sucesiva de las administraciones de Donald Trump y Joe Biden significó una prueba de fuego de la que México resultó airoso. Con base en dicha experiencia resulta razonable que la actual Presidenta Claudia Sheinbaum de por supuesto que gane quien gane la Presidencia de los EEUU, Donald Trump o Kamala Harris, será posible para ambos países mantener una buena relación bilateral en términos de mutuo respeto y colaboración.
Quedan como notas marginales en las crónicas de campaña, las declaraciones según las cuales México será castigado con aranceles exagerados en caso de que nuestro país no trabaje lo suficiente en el tema migratorio o que nuestro territorio será invadido por tropas y drones estadounidenses en el supuesto de que nuestro gobierno deje de hacer lo suyo en materia de seguridad. Recurrir a tales medidas sería tanto como provocar un incendio en la casa del vecino, lo que muy probablemente llevaría a una conflagración en la propia casa del incendiario.
El hecho de que México se haya convertido en el tema central de las últimas tres elecciones presidenciales en los Estados Unidos, revela por sí solo la importancia de la relación bilateral y la relativa imposibilidad práctica de recurrir a las medidas extremas antes mencionadas u otras similares. Por el contrario, como pasajeros en el mismo barco, estamos en la tesitura ideal en toda relación humana, que determina que el bien de cada una de las partes supone el bien común del todo y no es posible concebir el bien del conjunto, sin que derive en el bien particular de todos los integrantes.
Con independencia de quién gane la elección en los EEUU, los ciudadanos mexicanos y estadounidenses debemos exigir a nuestros respectivos gobiernos acrecentar esta relación y fortalecerla en el espíritu del Entendimiento Bicentenario, concertado el 14 de diciembre de 2021. En dicho acuerdo se adoptó un nueva visión para resolver los problemas comunes a ambas naciones a partir de atender a sus causas, mediante el desarrollo económico en las comunidades de origen de los migrantes, el combate al tráfico de armas procedentes de los EEUU y la disminución de las adicciones.
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