La renuncia de Javier Corral Jurado a su brillante militancia panista de cuarenta y un años, es una mera formalidad en virtud de la cual el ex gobernador de Chihuahua se deslinda del PRIAN, como fenómeno político abominable.
El que fuera en su día el Gobernador que con mayor empeño ha luchado en contra de la corrupción en nuestro país, entregó una carta a la dirigencia del PAN el jueves pasado, en la que anuncia su decisión al respecto (1). Javier Corral en realidad no renuncia, sino que fue echado a empujones de las filas del PAN desde que el PRI más corrupto de la historia, representado en el caso de Chihuahua por el ex gobernador César Duarte, se apoderó de la cúpula del PAN y colocó como candidata del blanquiazul en esa entidad, a la hoy gobernadora María Eugenia Campos.
Fiel a su más importante oferta de campaña, el Gobernador Corral emprendió una batalla legal para recuperar los bienes públicos robados en el gobierno priísta de César Duarte, así como para castigar a los responsables. Los esfuerzos de la Fiscalía de Chihuahua en tiempos de Corral mantienen hoy día en prisión al ex gobernador César Duarte, en virtud de una investigación que llegó a las más altas esferas del PRI nacional y llevó a juicio y a la cárcel a Alejandro Gutiérrez alias La Coneja, brazo derecho de Manlio Fabio Beltrones cuando ese último fue Presidente del CEN del PRI (2015-2016).
A solicitud del gobierno de Enrique Peña Nieto, la Suprema Corte de Justicia ordenó al Gobierno de Chihuahua que suspendiera el conocimiento del caso, alegando que si bien los fondos públicos fueron robados de las arcas de Chihuahua, los recursos en su origen provenían de la Federación y por ende, el Estado no tenía derecho a investigar ni a perseguir el delito. La PGR de Peña Nieto de inmediato desistió de la causa sin embargo, el gobierno de Corral insistió promoviendo un amparo para que se reconociera a Chihuahua como víctima del latrocinio, porque es evidente que en el momento en que los recursos ingresaron al patrimonio del Estado, a éste corresponde coadyuvar a su recuperación.
Pese a la fuerza del argumento que antecede, el mes pasado la Suprema Corte resolvió el amparo negando el carácter de víctima al Estado de Chihuahua, lo que pone de manifiesto el compromiso político de impunidad que existe entre la Corte y la partidocracia del PRIAN, aferrada a sus privilegios (2). En el ámbito estatal, desde que Maru Campos asumió la gubernatura dio reversa a la persecución contra la corrupción priísta, lo que amenaza poner en libertad a César Duarte y demás responsables; al mismo tiempo, la Gobernadora emprendió una persecución penal y política en contra de Javier Corral y de su Fiscal.
El deslinde de Corral es congruente con su trayectoria y como dice su carta de “renuncia”, no es él quién abandona los principios de Acción Nacional sino el PAN, quién bajo su actual dirigencia abandonó sus principios fundacionales, frente al azoro general y la impotencia de lo que queda de sus militantes. Javier anuncia que seguirá la brega de eternidad en busca del bien común; no está claro a dónde irá o como concretará esa aspiración de seguir luchando sin embargo,una vez afuera de su trinchera de cuatro décadas, de él se escucha lo que en su día se dijo de El Cid Campeador: ¡Que buen vasallo, si hubiera buen señor!
(3) Si deseas más información sobre este tema, te ofrezco mis artículos Impunidad en Marcha y Corrupción Desafiante, en este mismo Blog, Archivo Adjunto.
0 comentarios