La asignación el viernes pasado del Premio Nobel de la Paz a la Nihon Hidankyo, organización japonesa de sobrevivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, resulta oportuna en un entorno de guerra en el mundo, que hoy día amenaza con una conflagración nuclear (1).
El otorgamiento del Premio resulta acertado, porque la institución premiada ofrece como credencial de mérito la de representar a las víctimas del holocausto perpetrado por los Estados Unidos en 1945. Lo anterior es importante destacarlo, porque los Tratados sobre la Limitación de Armas Estratégicas celebrados entre dicho país y la Unión Soviética el siglo pasado, conocidos como Salt I y Salt II, fueron cancelados en el año de 2002 por decisión unilateral de los EEUU en tiempos de George Bush, hijo (2).
El retiro de los Estados Unidos del pacto de distensión nuclear no tiene justificación y con mayor razón porque ocurre en una época en la que ya había concluido la Guerra Fría y se esperaba que la comunidad internacional construyera un nuevo orden mundial. El desprecio de los EEUU al proceso de paz solo se explica para aprovechar la ventaja que le ofrecía el colapso del sistema soviético para continuar la carrera armamentista libre de competencia, con miras a lograr la supremacía militar y el blindaje que a su vez le diera la hegemonía mundial unipolar en los terrenos político y económico.
Esta decisión de los EEUU rompió con el equilibrio y es causa del estado de guerra que impera en la actualidad, como ocurre en el Medio Oriente que con un número ignoto de muertes y cerca de cuatro millones de desplazados en Líbano y Palestina, tiene al mundo al borde del incendio nuclear. Decimos que el número de muertos en Oriente Medio es incierto, porque las cifras oficiales resultan ridículas en contraste con los efectos destructivos de la invasión israelí que están a la vista en las ciudades arrasadas, y dado el ocultamiento de los fallecidos por los desplazamientos, sobre todo de niños y niñas.
En Ucrania la pérdida de vidas humanas es grave aunque ambas partes parecen limitarse al ataque y defensa de objetivos militares y de infraestructura, por ser una guerra fraticida entre Kiev y Moscú que no es cosa menor, porque al involucrar a los EEUU y a Europa, también amenaza a la paz mundial. Como consecuencia el festejo del Premio Nobel en comento será un acto banal y hasta de hipocresía, si no viene acompañado de un análisis crítico integral del daño y del sufrimiento que causan las armas de guerra no solo nucleares sino convencionales, que incluya un esfuerzo para limitar unas y otras.
No obstante la observación que antecede, la entrega del Premio es valiosa para resaltar la importancia de volver a las conversaciones de paz en el mundo y recordar el holocausto atómico en Hiroshima y Nagasaki. El respeto debido a las 240,000 víctimas mortales y a las incontables otras víctimas que sufren secuelas graves de por vida, justifican la evocación de la tragedia y la lucha para que no vuelva a ocurrir (3).
(2 ) Wilkypedia. Tratados sobre la Limitación de Armas Estratégicas Salt I y Salt II.
0 comentarios