De acuerdo a información publicada en El Siglo de Torreón durante la semana pasada y la presente, el proyecto Agua Saludable para La Laguna gestionado por el Gobierno federal recibió una autorización final al ser declarado sustentable por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), lo que implica un banderazo de salida para el inicio de su construcción. El propósito de la obra es extraer y potabilizar agua para consumo humano, y conducirla por medio de un acueducto que corra en paralelo del cauce del Río Nazas, para abastecer a la población de la Comarca Lagunera, tanto de su área metropolitana, como de otros municipios de la región, de los Estados de Coahuila y Durango.
La interpelación social de agua saludable y suficiente para nuestra Comarca data desde hace cinco décadas, y tanto la contaminación por arsénico como la escasez tienen como causa el abatimiento de los mantos acuíferos en los que operan los pozos profundos, de los que los sistemas operadores de ambos estados y de los diversos municipios de la comarca, extraen el agua para consumo de la población. Como consecuencia, tanto el proyecto de obra como su realización, son decisivos para el futuro de nuestra región y en consecuencia, para el juicio de la historia que merezca el gobierno de López Obrador, en el ánimo y perspectiva de los ciudadanos.
El objetivo propuesto se pretende lograr mediante la incorporación paulatina del agua obtenida del Río Nazas al nuevo sistema, conforme se vayan desarrollando obras de reposición de las actuales redes urbanas de distribución que dado su mal estado, y la falta de cobertura de la medición del consumo, implican una pérdida de al menos el cincuenta por ciento del líquido conducido hasta el domicilio de los consumidores finales. Lo anterior supone que en paralelo, los Municipios incluidos en el programa deberán realizar con apoyo Federal, la reposición de las redes de referencia y para ello es indispensable la participación conjunta y coordinada de los tres niveles de gobierno.
El problema más urgente que con la obra se pretende resolver, es el relativo a la contaminación por arsénico del agua que los laguneros consumimos, lo que justifica cualquier esfuerzo que se haga al respecto, al implicar graves riesgos a la salud de la población. Con independencia de esta cuestión fundamental, la escasez en sí misma de líquido es impresionante; solo el cincuenta y nueve por ciento de la población recibe suministro continuo las veinticuatro horas del día todos los días del año y solo el diez y seis por ciento recibe el suministro con presión suficiente, y a ello se debe el disgusto generalizado y recurrente de los afectados que con toda razón, se concreta en reclamos y protestas.
No faltan voces que objetan el proyecto aprobado bajo el argumento de que solo implica la cancelación de los doscientos pozos de agua de los que en la actualidad se extrae agua para consumo de la población y por tanto, quedan intocados los dos mil pozos destinados a la producción agropecuaria, que también se considera deben ser controlados, para reducir la sobreexplotación subterránea. Tienen razón los críticos en mantener el dedo en el renglón a ese respecto, pero se explica que el proyecto no se ocupe de este tópico a pesar de su importancia, porque no es parte de su materia u objeto, y lo prioritario es disponer agua para consumo humano, mientras que el otro tema que también es de importancia capital, debe tratarse por separado y en paralelo,
El proyecto prevé la operación de la potabilizadora y acueducto para dentro de cuatro años, por lo que los ciudadanos de la Comarca Lagunera debemos estar atentos a que se vayan cumpliendo en tiempo y forma los tiempos del calendario de avances. De nuestra vigilancia y exigencia sobre el particular y del cumplimiento por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno, de las obligaciones que a cada una de ellas corresponden de acuerdo a la naturaleza del proyecto, depende el éxito de la gestión y de la realización eficiente y oportuna de la obra en comento.
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