En el marco de la Consulta Ciudadana sobre la revocación de Mandato al Presidente de la República, el gobernador de Coahuila Miguel Riquelme convoca a la resistencia civil para que la gente no acuda a votar, mediante un discurso de odio que contrasta con la opinión mesurada del obispo de Torreón Luis Martín Barraza Beltrán, que con un respeto absoluto a la libertad de conciencia de cada ciudadano, recomienda votar en cumplimiento a lo que dispone la Constitución.
Riquelme aparece en los medios custodiado por el Presidente Nacional del PRI Alejandro Moreno y un grupo de priístas vestidos todos de rojo, (1) como demonios en el infierno que para ellos significa haber perdido el poder en las elecciones federales de 2018, en las que cayeron al sótano en las preferencias electorales a nivel nacional. Riquelme descalifica la Consulta y asegura que es una farsa; algunos sectores de oposición también rechazan participar en el proceso, pero la diferencia está en que en el caso de Riquelme se trata de un Gobernador en funciones, que de modo inexcusable incita abiertamente a violar el Estado de Derecho.
En efecto, el artículo 36 fracción III de la Constitución de la República dispone que es un deber del ciudadano votar en las elecciones y consultas populares; la Revocación de Mandato que nos ocupa se encuentra dentro del género Consulta Popular y por tanto es obligatorio acudir y votar. Además de la afrenta a la Constitución que implica la campaña que desalienta la votación, la convocatoria es un error político que opera en perjuicio de quienes promueven la abstención, porque es precisamente el abstencionismo el peor enemigo de la democracia y en particular de toda forma de oposición, como lo prueba la experiencia al respecto.
López Obrador ofreció en campaña impulsar la Revocación de Mandato para remover al Presidente en turno en caso de que la ciudadanía estuviera inconforme con su desempeño, o ratificarlo en el cargo en caso contrario. La Reforma Constitucional fue apoyada por todos los partidos; la oposición vio la oportunidad para echar a López Obrador de la presidencia antes del plazo de su gestión, pero hoy día, ni siquiera en ese punto sus adversarios se ponen de acuerdo entre sí; una parte de la oposición considera conveniente acudir a votar en pro de la revocación, mientras otra parte se siente derrotada de antemano y llama a desairar la Consulta, tratando de eludir la medición que el ejercicio implica en pro o en contra del Presidente.
El Obispo de Torreón fija su postura. El dignatario no es afecto a los reflectores sin embargo, días después de que Riquelme hizo su declaración temeraria, Don Luis Martín ofrece su propia opinión a la luz de la enseñanza cristiana que manda dar a Dios y al César, lo que a cada uno de ellos les corresponde. El Pastor llama a los ciudadanos para que participen en el ejercicio democrático en cuestión y vayan a votar; lo hace desde la óptica de cumplir lo que dispone la Constitución diciendo: “la Iglesia Católica siempre anima a la obediencia a las leyes e inculca valores ciudadanos…”(2).
El Clérigo en cita opina que los ciudadanos deben expresar su voz y su voto, porque esa es la esencia de la política y en el caso, la Consulta del domingo próximo ofrece la ocasión para que los ciudadanos se manifiesten en el sentido de que el Presidente se vaya o continúe en el cargo, según el juicio de cada quién. El Obispo advierte que en el turbulento debate que se suscita en torno a este tema, tienen lugar especulaciones estériles que atribuyen al proceso tantas implicaciones como la imaginación lo permite sin embargo, en la lúcida sencillez de su mensaje, Don Luis Martín se limita a sugerir que los ciudadanos vayan a votar de acuerdo a lo que cada quién decida en conciencia, como quien dice: ¿Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo?.
(1)
Discurso del gobernador de Coahuila Miguel Riquelme, llamando a no concurrir a votar en la Consulta de Revocación de Mandato.
(2)
Opinión del Obispo de Torreón, sobre la Revocación de Mandato.
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