El proyecto Agua Saludable para la Laguna ASL es un ejemplo tanto de ingeniería ambiental como de gestión de gobierno y voluntad política, para resolver un problema de cuarenta años, de consumo de agua con arsénico en la Comarca Lagunera.
La obra es un hecho y la metrópoli de Torreón, Coahuila, Ciudad Lerdo y Gómez Palacio en el Estado de Durango, recibe hoy día agua potabilizada y libre de arsénico, del torrente del Río Nazas (1). El problema del agua en la Región Lagunera también es de escasez y mala administración, porque desde hace décadas solo la mitad de los hogares comarcanos reciben el vital líquido todos los días del año, lo que hace inconcebible que se hayan opuesto al proyecto los gobiernos locales priístas de ambos estados, y grupos ambientalistas que detuvieron la obra por tres años con juicios de amparo.
En agosto de 2021 López Obrador lanzó una última llamada a los opositores para que depusieran su actitud absurda, bajo la advertencia de que de no ser así, la obra no se haría. Por mero cálculo político los detractores fueron más cautos y hasta hipócritas, pero al día de hoy siguen sembrando odio y desaliento diciendo que el proyecto no está terminado porque falta rehabilitar las tuberías de los sistemas municipales para evitar las graves fugas que por cierto existen y concluir las obras de conducción a otros seis municipios en ambas márgenes del Nazas.
Lo anterior es una verdad a medias, porque de acuerdo al Principio de Subsidiariedad tales fases del proyecto son responsabilidad originaria de los gobiernos estatales y municipales priístas de Coahuila y de Durango, cuyos sistemas de abasto de agua son pozos de corrupción que no tienen llenadera. Entre la cizaña sembrada la oposición alega que antes de hacer nada y como primer paso, el Gobierno Federal debió detener la explotación del acuífero subterráneo por encima de los niveles de recarga, argumentando que el abatimiento de los mantos es la causa de la contaminación.
Es cierto que la extracción inmoderada de agua del subsuelo es un problema mayúsculo que deberá atender la próxima Presidenta Claudia Sheinbaum y los gobiernos locales, con la concurrencia y el compromiso conjunto de la sociedad civil. La tarea requiere reducir a la mitad el volumen de agua del que disponen los agricultores y ganaderos de la región, con quienes se deberán construir alternativas de productividad que no solo exigen la tecnificación del riego, sino un cambio de mentalidad que incluye moderar ambiciones económicas desbordadas.
La lucha por la recuperación del acuífero subterráneo debe continuar, pero era y es más urgente disponer de agua para consumo humano en los términos logrados por el actual Gobierno Federal, lo que para nada se opone a reducir la extracción de agua del subsuelo. Gracias a esta obra ha llegado agua saludable al área conurbada de la Comarca Lagunera, y a los ciudadanos corresponde aportar su cuota de participación y mantener su exigencia frente a los tres niveles de gobierno, para conducirla a todos los hogares de la Comarca.
El fin de semana López Obrador y Claudia Sheinbaum inauguraron la obra en comento, en aras del Derecho Humano al agua de dos millones de laguneros durante los próximos cincuenta años. Lo anterior pone fin a los atavismos negativos que llevaron a los gobiernos neoliberales a desentenderse de las necesidades básicas de la población, con pretextos tan variados como: no se puede, no es rentable, no es el momento, no es la forma, no esto, no aquello, eludiendo las grandes obras transexenales y centrándose en una visión de corto plazo miope y corrupta (2).
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Como siempre, interesante y conciso. Gracias.