En los foros de la Reforma Judicial propuesta por la 4T, se escuchan las voces de la Corte y del Congreso, pero falta la de los abogados litigantes, voceros de los ciudadanos de carne y hueso ante los Tribunales.
La escucha de los demandantes de justicia por sí y a través de sus abogados es indispensable para corregir los yerros de nuestro sistema, pero la invisibilidad y silencio de dichos actores, hizo que la Senadora Olga Sánchez Cordero asumiera su voz de modo subsidiario. En efecto, el 25 de septiembre pasado en la Tribuna del Senado, la también Ministra en Retiro reclamó al Poder judicial, con pleno conocimiento de causa, dos grandes vicios arraigados en los últimos 30 años, en el actual sistema de Impartición de Justicia (1).
El primero atañe a que Ministros, Jueces y Magistrados eluden la materia de fondo en el Juicio de Amparo, y se limitan a pronunciarse sobre formalidades técnicas concediendo el “amparo para efectos”, con lo que dan por terminada su labor solo para que el asunto regrese a la autoridad señalada como responsable y ésta vuelva a sentenciar en cuanto al fondo a su libre criterio. Con lo anterior la estadística ofrece la falsa apariencia de que un gran número de expedientes se resuelven, pero los conflictos reales siguen vivos y se multiplican al ser planteados en otro o más amparos que hunden al justiciable en un laberinto atemporal.
La concesión del amparo para efectos solo se justifica cuando el Tribunal no tiene los elementos necesario para resolver el fondo y manda reponer el procedimiento para obtenerlos, pero la mayoría de los Tribunales no van al fondo aunque el expediente esté integrado, lo que ocasiona una enorme pérdida de tiempo y de recursos, tanto del justiciable como del Estado. Cuando a Magistrados y Jueces se les cuestiona al respecto argumentan: “somos tribunales de legalidad; juzgamos el desempeño de otras autoridades y no haremos el trabajo de éstas…”; pareciera que los agravios que sufren los ciudadanos en el día a día, no merecen la reparación pronta, expedita y completa que se amerita en justicia.
Bajo esa falsa premisa la Suprema Corte, en fecha reciente, invalidó por “razones de procedimiento” Leyes aprobadas por el Congreso en materia electoral, seguridad y energía, sin entrar al estudio de fondo, e incluso violando la Constitución.
La segunda critica que hace Sánchez Cordero, es aún más espeluznante. Se refiere a que las sentencias suelen ser ininteligibles porque su compresión escapa al entendimiento del ciudadano medio, y yo agregaría que en ocasiones no son comprensibles ni siquiera para los propios abogados, dada su redacción obscura y su ambigüedad conceptual.
A estos dos vicios que denuncia la Ministra en Retiro, debemos agregar un tercero que consiste en la práctica común de los Jueces que dictan sentencias definitivas que después no ejecutan dando pie a dilatorias interminables, lo que hace que tales resoluciones no trasciendan en Justicia de Carne y Hueso. Esto ocurre porque en la estadística el asunto se da por terminado y el cumplimiento de la sentencia no interesa; numerosos Juzgadores ni siquiera entienden que la ejecución de la Cosa Juzgada es un deber a su cargo frente al ciudadano que obtuvo, el cual espera que se le restituyan en su vida real los derechos constituidos o declarados formalmente en su favor.
Muchos vicios imperan en la impartición de justicia en México, pero los referidos con antelación se citan como ejemplos, porque son el pan nuestro de cada día.
(2) Si deseas más información sobre el tema, te ofrezco mi artículo Reforma Judicial, Decretazo” Presidencial, La tremenda Corte, La Corte en el Vacío, Poderes en Conflicto y La Corte, en Paro, en este mismo Blog, Archivo Adjunto.
0 comentarios